La fase siguiente a la planificación es la de obtención. Su fin es identificar, seleccionar y adquirir toda información pertinente sobre el objetivo marcado que pueda alcanzarse, con objeto de proporcionar a los gestores de la fase siguiente, la de elaboración, material informativo de calidad para realizar su análisis. Se intenta utilizar todos los procedimientos, medios y recursos adecuados, disponibles y permitidos, muchos de ellos exclusivos de cada servicio, para obtener información relevante capaz de satisfacer la necesidad de inteligencia. Además, la información colectada se procesa convenientemente mediante su validación, control y organización, de acuerdo con la especificidad de cada tipo de información, con objeto de poder incorporarla y conservarla dentro del conjunto estructurado de información ya existente y permitir su posterior recuperación y acceso. Y si es necesario, el procesamiento incluye también tareas de desencriptación, desciframiento y traducción. Las características y los modos de obtención y de explotación de las fuentes abiertas, humanas y técnicas que se emplean y algunas de las tecnologías asociadas, ya han sido descritas más arriba en los dos capítulos anteriores.
En la actualidad se ha impuesto el modelo de multinteligencia (multi-int), que basado en la no aceptación de una única autoridad informativa considera técnicamente superior la producción de inteligencia mediante el empleo, la integración y el análisis de datos e informaciones procedentes de todo tipo de fuente y haciendo uso de todas las tecnologías disponibles (Isaacson y O’Connell, 2002). Es lo que se conoce como la fusión de todas las fuentes. Esto deja fuera de lugar la pertinencia de los recurrentes debates sobre la prioridad o la superioridad de uno u otro tipo de fuente: lo que hay son fuentes más apropiadas e informaciones más valiosas que otras para cada objetivo de inteligencia. Asimismo, disponer de una extensa cantidad de información no significa necesariamente poseer una cantidad similar de inteligencia, ya que para que la información pueda transformarse en inteligencia es necesario que los analistas apliquen su conocimiento para su validación y comprensión. En este sentido, la variedad y la múltiple procedencia de la información son valores positivos, ya que ayudan, por una parte, a descubrir y comprender el carácter multidimensional de la realidad analizada; y, por otra, a cotejar datos, contrastar informaciones y verificar estimaciones provisionales. Los datos de fuentes diferentes son más valiosos cuando son usados juntos, ya que su combinación produce un efecto de sinergia que consolida las conclusiones y aumenta la confianza del analista en éstas (Clark, 2004: 110). Además, la integración de fuentes es necesaria porque no existe ningún método de recolección de información completo y perfecto. El trabajo de inteligencia se asemeja a la composición de un rompecabezas donde cada tipo de fuente aporta unas piezas, con la esperanza de que su sinergia proporcione una comprensión mayor de la realidad investigada (Johnson y Wirtz, 2004: 46). Por consiguiente, se ha convertido en un presupuesto básico de la inteligencia la obligación, siempre que sea posible, de realizar estimaciones con información procedente de más de una fuente, con objeto de producir una inteligencia libre de sesgo (Berkowitz y Goodman, 2000: 22).
Todos los servicios de inteligencia se enfrentan a dos grandes problemas opuestos durante la obtención de información: por una parte, la escasez y la dificultad de lograr información en diversos ámbitos y sobre diversas materias; y, por otra, la sobreabundancia informacional en otras áreas de su interés.
Los órganos de obtención, salvo con datos procedentes de fuentes muy concretas, reproducen el proceso del ciclo de inteligencia a pequeña escala: planifican la adquisición sobre el objetivo que les viene marcado; obtienen los datos u información de acuerdo a los medios que disponen para ello; pueden colaborar con otros órganos de obtención del servicio o incluso con otras agencias nacionales o extranjeras de países amigos o aliados en el uso compartido de datos y el contraste y ampliación de informaciones; procesan y elaboran esa información; y, por último, la comunican al órgano de elaboración. El producto final del órgano de obtención es, generalmente, un producto elaborado que cuenta con un preanálisis con márgenes de fiabilidad y de credibilidad específicos; el cual resulta por estas características de gran utilidad para los analistas del órgano de elaboración. Esta capacidad de preanálisis resulta especialmente importante en el tratamiento de la información que aportan las fuentes humanas a los adquisidores; como también lo es el valor añadido que aporta quien se encuentra desplegado en la zona del objetivo o donde se produce el fenómeno de interés.