La Fase de elaboración: Se trata del momento del proceso de producción que marca la frontera entre información e inteligencia, pues al término de esta etapa se cuenta con productos de inteligencia preparados para ser comunicados. La elaboración consiste en la realización de una secuencia de actividades: la evaluación de la fiabilidad, la credibilidad y la pertinencia de la información disponible; la integración de la información procedente de múltiples fuentes y su armonización con material informativo relevante ya existente; y el análisis y la interpretación de toda esa información por los analistas.
1. Evaluación e integración:
La evaluación tiene como fin filtrar la información que se debe desechar por poco fiable, inexacta o falta de rigor, con el fin de evitar un análisis y una interpretación erróneos de los hechos sobre los que trata. Todo servicio de inteligencia utiliza un sistema propio de evaluación. Por ejemplo, la fiabilidad de una fuente se puede calificar con una de estas letras: A fiable, B en general fiable, C bastante fiable, D no siempre fiable, E poco segura y F fiabilidad no evaluable. Y la credibilidad del contenido se puede indicar con un número de esta escala: 1 confirmado, 2 probable, 3 posible, 4 dudoso, 5 improbable y 6 exactitud no evaluable. De este modo, cuando se evalúa una información se marca con una pareja de caracteres de las dos escalas: así, C4 significa que la información procede de una fuente bastante fiable pero que la certidumbre de su contenido es dudosa.
La evaluación de la información no es realizada únicamente por los analistas. En primer término la información ha sido evaluada por el miembro del servicio que mantiene la relación directa con la fuente; en segundo lugar, como ya se ha indicado, el organismo responsable de la obtención ha realizado un preanálisis; y sólo en tercer lugar la información es evaluada por los analistas que la reciben, tomando en consideración esas evaluaciones previas.
Posteriormente se produce la integración o reunión de información procedente de diversas fuentes y de otros productos de inteligencia en un conjunto coherente, para el cotejo o comparación de su contenido, de acuerdo con la experiencia y la lógica.
2. Análisis e interpretación:
El análisis y la interpretación de la información evaluada e integrada conforman uno de los principales momentos de la producción de inteligencia. Por analizar se entiende en el lenguaje común examinar y diseccionar una realidad determinada para descubrir y entender su composición y su funcionamiento; e interpretar remite a explicar y comprender porque esa realidad es y actúa de un modo y no de otro. Analizar e interpretar son dos complejas actividades intelectuales dependientes una de la otra y de difícil separación: una interpretación correcta sólo se puede fundar en un previo conocimiento de la estructura y los rasgos de lo que se intenta comprender; y un análisis nos parece incompleto si no se acompaña de un desvelamiento de las claves explicativas de la naturaleza y del comportamiento de lo analizado.
El análisis procede a un examen sistemático de la información disponible sobre el acontecimiento, el fenómeno o la situación que son objeto de un proceso de inteligencia, para averiguar los rasgos de este objetivo y comprender su complejidad en sus contextos de aparición y de actuación con el fin de poder despejar la incertidumbre que existe sobre su presente y sobre su evolución en el futuro. El análisis busca iluminar el conocimiento sobre un asunto mediante la descomposición de un todo en sus diversas partes, elementos y hechos más significativos, el establecimiento de relaciones, la identificación y medición del peso de las variables presentes, el descubrimiento de las causas y de los intereses involucrados, la fijación de factores explicativos y la realización de inferencias (inductivas y deductivas) para facilitar su estudio y proceder a la realización de una síntesis que aporte una mejor explicación y comprensión del objeto observado.