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Hay que empezar a hablar de los grupos venezolanos en España, muy especialmente en Canarias, donde radica la mayoría de la población.La oposición venezolana se organiza en Madrid con apoyos del PP y ante la indiferencia del PSOE
• Dos denuncias ante el Tribunal Penal Internacional contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, centran la campaña más destacada en la que trabaja la Plataforma Democrática de Venezolanos, antichavistas que se mueven en Madrid con apoyo del Partido Popular.
Reportaje por: Juan José FERNÁNDEZ
Paco LLATA15/02/10
Una bandera tricolor preside la estancia, que pasaría por un bufete cualquiera del barrio madrileño de Salamanca si no fuera porque en ese despacho arde la principal hoguera que la oposición venezolana le ha encendido a Hugo Chávez en el exterior. En ese lugar se reúne la cúpula de la Plataforma Democrática de Venezolanos en Madrid. El presidente, Luis Barreiro, de 53 años, es un ingeniero hijo de emigrantes gallegos. La secretaria es su esposa, Cati Sganga, logopeda, venezolana hija de italianos. El vicepresidente y dueño del despacho es el abogado y diplomático William Cárdenas. Hay además un electricista, Adonais Cedeño, que trabaja en Metro de Madrid, y que en sus ratos libres es el coordinador de procesos electorales.
Hacerse la foto que abre este reportaje es para ellos una catarsis. “Esto es una terapia: debemos agradecerle al fotógrafo que nos dé la oportunidad de romper una foto de Chávez”, comenta Cati Sganga, y estallan todos en una risa nerviosa. Habla Barreiro, el presidente: “Mírenos, así es Venezuela: ingeniero, logopeda, electricista… de distintas ideologías, de origen español, italiano, africano… clase media machacada que ha tenido que huir de su país. Somos ya un millón de venezolanos los que nos hemos ido”.
Sobre 190.000 de ellos, los venezolanos radicados en España, intenta influir esta plataforma, por ejemplo de cara a las elecciones venezolanas de septiembre. Pero también quieren “mostrar a la opinión pública internacional el carácter totalitario del chavismo, que está destruyendo Venezuela”, explica Barreiro. El lobby prepara un “acto de solidaridad con el pueblo venezolano” en el que denunciarán el deterioro de la seguridad ciudadana y de servicios básicos (agua, luz) en el país y la devaluación del bolívar.
La plataforma de Madrid no es la única. Las hay en Bogotá –asociación No Más Chávez–, Lima y Buenos Aires. En Miami, con muchos venezolanos exiliados, la Asociación de Mujeres Venezolanas en el Exterior, liderada por Hellen Villalonga, integra otra plataforma antichavista.
Juzgar a Chávez
La acción judicial ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) es la principal palanca de la Plataforma Democrática de Venezolanos en Madrid. El abogado William Cárdenas ha metido a Hugo Chávez y a 26 dirigentes chavistas en dos causas que investiga preliminarmente la Fiscalía del TPI. Una de ellas acusa a Chávez de apoyar los crímenes de la guerrilla colombiana de las FARC, y se basa en documentación incautada al dirigente guerrillero Raúl Reyes, muerto en un ataque de Colombia en la selva ecuatoriana en marzo de 2008. “El Estatuto de Roma hace responsables a los que auspician o colaboran con los crímenes de lesa humanidad en el mismo grado que a los autores”, explica Cárdenas.
Bajo el mismo principio, el letrado y un grupo de colaboradores promueven lo que en el TPI llaman Caso Venezuela, una querella que, entre otras violaciones de los derechos humanos, denuncia los asesinatos de manifestantes antichavistas tiroteados presuntamente por agentes del chavismo. Esta causa tuvo una primera parada en la Audiencia Nacional, que la remitió a la corte internacional. Hay nombres españoles en el sumario. Al gallego José Antonio Gamallo, de 45 años, una bala le atravesó la cabeza en una manifestación en Caracas, el 11 de abril de 2002. Murió cuatro meses después en un hospital de Ourense. A otro manifestante también español, José Ramón Vilas, de 42 años, le quitó la vida un tiro en la espalda con salida por el vientre en Los Castores, estado de Miranda, el 27 de febrero de 2004.
Seis meses después, el 16 de agosto de 2004, unos chavistas dispararon a bulto contra manifestantes congregados en la plaza Altamira de Caracas. Maritza Ron, esposa del alicantino Ramón Torregrosa Pascual, fue herida de muerte en el costado. En aquellos días, Maritza tramitaba la nacionalidad española.
La oposición describe la violencia como sustrato del chavismo. En el decenio de Chávez en el poder, los asesinatos en Venezuela se han disparado de 4.000 a 19.000 anuales. “Los repartos de armas que ha hecho Chávez entre sus partidarios han contribuido. Hoy Venezuela tiene 26 millones de habitantes con 17 millones de armas de fuego”, denuncia Barreiro, que sospecha que tras tantos crímenes comunes se esconden muchos asesinatos políticos.
Entre los 300 seguidores de la Plataforma abundan las historias de violencia política. Barreiro y su esposa se vinieron a España cuando las amenazas “de sindicalistas y policías chavistas” se les hicieron insoportables. Les reprochaban artículos anti Chávez que él había firmado en el diario Correo del Caroní. A Adonais Cedeño, que había sido cargo local de Acción Democrática (AD, socialdemócrata) y presidente de las asociaciones de vecinos del estado de Zulia, le llovían advertencias: “Cuídate: estás en peligro”.
Los amigos españoles
La violencia también llevó a exiliarse en España, de 2004 a 2008, a Rafael Marín, ex secretario general de AD hoy regresado a Caracas. De los 16 ataques que ha sufrido, en uno le tirotearon en su coche, en otro le abrieron la cabeza con pérdida de masa encefálica. En tiempos de Carlos Andrés Pérez, Acción Democrática prestó importantes apoyos al PSOE. Marín conocía a Alfonso Guerra, Felipe González, Txiki Benegas y Joaquín Alumunia, y conoció a Zapatero “cuando solo era un diputado”. Por eso aún no se explica la “brutal insolidaridad que recibí de Zapatero y de parte de la cúpula del PSOE durante mi exilio, aunque recuerdo emocionado la ayuda que recibía de mis compañeros socialistas españoles de base”. Marín ya se olía la frialdad del PSOE: en la cumbre de la Internacional Socialista de 2003 en Roma, “los de AD pasamos un manifiesto exigiendo a Chávez respeto por la democracia. Todos los partidos firmaron menos dos: el PS francés y el PSOE”.
Los antichavistas dicen que el PSOE les trata con indiferencia y recelo. Sin embargo, un cargo socialista acudía a Caracas a apoyar las duras manifestaciones antichavistas de 2002: desafortunadamente para los opositores, ese apoyo, el más destacado del PSOE, era Eduardo Tamayo, que luego se convertiría en el odiado tránsfuga de la Comunidad de Madrid.
La Plataforma cuenta con la ayuda del vasco Iñaki Anasagasti (nació en Venezuela) y del dirigente de UPyD Fernando Maura, pero el grueso de sus apoyos pasan por el portavoz popular de exteriores en el Congreso, Gustavo de Arístegui, de madre caraqueña. Nuevas Generaciones del PP acude a los actos que monta la plataforma, y la FAES, a través de Guillermo Hirschfeld, coordinador para América Latina de la fundación de Aznar, les invita a actos y conferencias.
A estos políticos transmiten los opositores venezolanos un mensaje de preocupación. Con los cortes de luz y de agua que sufre Venezuela y con la devaluación del bolívar golpeando a los más pobres, “la tensión ha crecido mucho en el país”, dice Barreiro, y añade: “Me pregunto cómo no ha estallado aún una guerra civil en Venezuela”. Lo corrobora desde Caracas Rafael Marín: “Si Chávez vuelve a ganar las elecciones en septiembre, aquí estallará una insurgencia civil y militar. Venezuela es una olla a presión”.
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http://www.diariodenavarra.es/20100224/ ... nl=30&ph=5