ESPIONAJE EN LA ESPAÑA DEL S. XVIII. EL MARQUES DE ENSENADA

Tema dedicado a tratar la Historia y operaciones de los Servicios Secretos españoles e internacionales, y la cultura que lo rodea.

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Esteban
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ESPIONAJE EN LA ESPAÑA DEL S. XVIII. EL MARQUES DE ENSENADA

Mensaje por Esteban »

Muy buenas, voy a transplantar uno de los temas que con más cariño posteé en el foro viejo; comentábamos lo desconocido que es uno de los aspectos más sobresalientes de nuestro espionaje, y que tuvo lugar en pleno siglo XVIII. Este es un extracto de aquella inolvidable aventura que dio lugar a la Armada de la Ilustración, esa Marina que desapareció lamentablemente en Trafalgar. Otro día pondré un texto profético del propio Jorge Juan, poco antes de morir, dirigido a Carlos III.

Que lo disfrutéis.
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LA RED DE ESPIONAJE DEL MARQUES DE LA ENSENADA (1746-1754)

INTRODUCCION

Tras la llegada al poder de Fernando VI en 1746, se produce un giro estratégico a la política exterior y de seguridad de España. Frente al revisionismo y a las aventuras militares de Felipe V en Italia, impulsadas por su segunda mujer, Isabel de Farnesio, el nuevo rey ordena que se lleve a cabo una política de neutralidad activa, que permita proteger los territorios coloniales, se solucionen los agravios que para la Corona supusieron ciertos capítulos del Tratado de Utrecht, y se evite la implicación española en nuevos conflictos europeos como consecuencia de la subordinación a la política exterior francesa La Paz de Aquisgrán de 1748 permite un respiro a España, que debe ser aprovechado para iniciar un profundo programa de reformas de las estructuras económicas y militares, lo que le permitirá ser un actor con voz propia en el nuevo escenario estratégico.

LA POLITICA EXTERIOR DURANTE EL REINADO DE FERNANDO VI

Sería complicado entender la acción de los servicios de información de Ensenada si no repasásemos brevemente los ejes de la política exterior de Fernando VI. Este Monarca sube al trono en 1746, y se encuentra al país desangrado en lo material y económico debido a las costosas guerras emprendidas por su difunto padre, Felipe V, y su madrastra, Isabel de Farnesio. Se llevan a cabo unas negociaciones secretas con el Reino Unido en 1747, con el fin de alcanzar una paz por separado con ese país, pero fracasan. Se inician las conversaciones que darán lugar a la Paz de Aquisgrán, que se firma en 1748, casi sin que España tenga posibilidades de aportar nada a los acuerdos.

En la Corte española se respira un cierto aire de despecho contra Francia, por firmar unilateralmente los preliminares de unos acuerdos nada satisfactorios para España, y se intenta llevar a cabo una política de neutralidad activa. Por un lado el Ministro de Estado, Carvajal, y su embajador en Londres, Ricardo Wall, intentan contemporizar con el Gobierno británico; por otro lado Ensenada sanea la economía española y desarrolla en 1749 el sistema del Real Giro, por el cual el estado puede mover capitales públicos y privados por el exterior sin pagar a los comisionistas, y comienza a realizar el catastro, con el objetivo de implantar un sistema de contribución único, a salvo de intermediarios.

Fruto de las gestiones del Ministro de Estado, de la propia Reina Doña Bárbara de Braganza (de origen portugués) y de la corona portuguesa, se llevan a cabo unas delicadísimas negociaciones con el fin de solucionar el tema de la colonia de Sacramento. Se alcanza el acuerdo de permutar dicha colonia por una franja de territorio del Paraguay español donde se hallaban siete misiones jesuitas. El Acuerdo de Límites en América se firma el 13 de enero 1750, y supondrá la rebelión de los nativos, al negarse a emigrar de sus aldeas, apoyados por ciertos sectores de los jesuitas. Ensenada, como secretario de Indias, no intervino en las negociaciones, si bien estuvo al tanto de los detalles.

D. José de Carvajal empleó sus mejores artes y esfuerzos para dar fin a los contenciosos con el Reino Unido, buscando puntos de acuerdo parciales con los británicos. Dichos esfuerzos fructificarían en parte con la firma del Tratado de Indemnizaciones y Comercio de 5 de octubre de 1750 por el que se solucionaba el tema del navío de permiso y el asiento del comercio de esclavos.

Como un paso más en una política de neutralidad activa y no dependiente de Francia, se firmó el 14 de junio de 1752 el Tratado de Aranjuez entre el Reino de Córcega, Austria y España, que garantizará la estabilidad de los reinos y estados italianos. Este tratado irritó a Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España, que se sabía próximo rey de España ante la falta de descendencia de Fernando VI. Carlos consideraba que su hermanastro había cerrado la puerta a la penetración de infantes de la casa de Borbón al resto de los estados italianos. Francia también reaccionó con desagrado ante este tratado.

El último gran acuerdo diplomático del reinado de Fernando VI fue la firma del Concordato con la Santa Sede de 1753. Este concordato se fraguó dejando al margen al aparato diplomático dirigido por Carvajal, sino que fue negociado en secreto por Ensenada y sus colaboradores.

Ambos estaban de acuerdo en la política de neutralidad, si bien Carvajal apostaba por las vías diplomáticas y el posibilismo, mientras que Ensenada defendía una neutralidad armada y vigilante. Ensenada estaba convencido de que una nueva guerra entre Inglaterra y Francia era inevitable, y que España debería dotarse de los medios necesarios para sacar partido de ello. Por ello, puso todos los recursos de que disponía en pos del objetivo de lograr, en un plazo de 8 años a partir de 1752, una poderosa marina, capaz de servir como instrumento de disuasión frente al Reino Unido.

Sabedor de que no hay Marina viable sin arsenales, pertrechos, lonas, jarcias, maderas, artillería, y lo que es más importante, marinería, se dispuso desde 1748 a tomar todas las medidas necesarias de acopio de materiales, espionaje industrial, captación de técnicos extranjeros y fomento del reclutamiento, para poder sostener ese plan de rearme naval que tenía en mente.

LA RED DE ENSENADA

El Marqués de la Ensenada tejió una red de funcionarios del estado, militares, diplomáticos, científicos, religiosos, artistas, aventureros y espías que le permitirá lograr en gran medida el control de la información en los primeros años de la España de Fernando VI .

El núcleo duro .

El núcleo duro de esta red estaría constituida por él mismo desde su poderosa Secretaría de Marina, Guerra, Indias y Hacienda, su fiel Agustín Pablo de Ordeñana en la Secretaría de Estado y Guerra, con voto en el Consejo de Guerra, Alonso Pérez Delgado en la de Marina, José Banfi y Parrilla en el Consejo de Indias, Manuel Antonio de Orcasitas Montaño en la Tesorería General y en la Dirección del Real Giro, Nicolás de Francia y Pascual en el Consejo de Hacienda y el Real Giro, En la Casa Real encontramos al confesor del Rey, padre Rávago, y el cantante de ópera Carlo Broschi (Farinelli), favorito de la Reina. A estos hay que añadirle en misiones de enlace altamente discretas el abate Facundo Mogroviejo, secretario de la embajada en Madrid de Carlos VII de Nápoles.

Como parte fundamental de sus proyectos de reconstrucción de la Marina, encontramos a Juan Fernández de Isla y Alvear: poderoso industrial cántabro, al que la Secretaría de Marina le otorgó como “asentista” los contratos para el suministro de madera necesarios para la construcción de los buques reflejados. Asimismo es empleado como intermediario para otra clase de asuntos mercantiles de interés estratégico, como el proyecto secreto de explotar el llamado “palo de Campeche”, origen de los asentamientos británicos en la costa de los mosquitos, uno de los mayores puntos de fricción entre ambos reinos.

No se podría explicar la red que tejió D. Zenón sin citar a los jesuitas: la relación entre los miembros de la red de intereses liderada por Ensenada y la Compañía de Jesús es indiscutible, y puesta en evidencia por diferentes autores, si bien no todos se ponen de acuerdo en el grado de compromiso entre la Compañía y el proyecto de Ensenada. Tuvieron un papel importante, aparte del abate Mogroviejo, auténtico intermediario en multitud de asuntos, y enlace con las cortes de Nápoles y de la Granja de San Ildefonso, donde se hallaba desterrada la Reina Madre, Isabel de Farnesio, el padre José Francisco Isla, autor de escritos ensalzando la labor de Ensenada, y que posiblemente actuó como “recadista”, en palabras de la época, y el confesor del marqués, Isidro López. Alguno de los más destacados ensenadistas tuvieron profundas relaciones con los jesuitas. El papel de éstos en el rechazo de las comunidades guaraníes al Tratado de Límites de 1750 fue también objeto de polémica en España y en Europa.

Vemos así que la embajada de París sería el centro de operaciones de las misiones de espionaje científico que Ensenada se disponía a ordenar. También sería objeto del espionaje y las operaciones de desinformación del gobierno francés.

En el puerto de Calais aparece un misterioso individuo, conocido como Monsieur Pigault, que se encargará de dar apoyo al marino Jorge Juan en sus misiones de espionaje industrial en el Reino Unido.

Roma: el auditor de la Rota, Manuel Ventura de Figueroa, el diplomático Clemente de Aróstegui, y el agente de Preces y procurador general en Roma Miguel Antonio de Gándara, así como los tesoreros y funcionarios del Real Giro Fco. Bermúdez de Sotomayor, y Benito Álvarez de la Barrera.

El poderoso aparato romano al servicio de Ensenada le permitiría llevar a cabo la firma del Concordato entre la Santa Sede y España de 1753. El propio cardenal Silvio Valenti Gonzaga, Secretario de Estado del Vaticano, era un estrecho colaborador de Ensenada.

Londres: el tesorero del Real Giro Miguel de Ventades y Gandasegui. A pesar de su antigua amistad con Ricardo Wall, el embajador en el Reino Unido, éste no pertenece al círculo de Ensenada, y apenas le consigue la información estratégica que reiteradamente le solicita. Sin embargo, cuenta con la colaboración del cónsul en Londres, Andrés Cedrón y Quiroga y con el secretario de embajada, más tarde embajador, Félix de Abreu, quien a la postre será manipulado en la operación de desinformación que significaría el fin del ensenadismo en el poder.

Lisboa: el agente del Real Giro Nicolás Roel de Andrades.

Provincias Unidas: el Marqués del Puerto, Joaquín Ignacio de Barrenechea y Erquiñigo, a la sazón embajador ante esta república entre los años 1746 y 1753, así como el tesorero del Real Giro, Pedro Gil de Olondriz. La embajada en Holanda apoya las misiones de espionaje científico e industrial ordenadas por Ensenada, y se implica asimismo en la contratación clandestina de técnicos de lona y jarcias para los arsenales españoles.

Suecia: Pablo Antonio de Barrenechea, Marqués de Puentefuerte. Embajador en Dinamarca en 1746, y en Suecia en 1753.

Venecia: los embajadores Fabio Scotti, y su sucesor, Jose Joaquín de Montealegre, Duque de Montealegre.

Parma; entre 1749 y 1751 D. Cristóbal José de Soria y Escobar, Marqués de la Bondad Real, veterano de las campañas italianas, y posteriormente, entre 1751 y 1763, el Marqués de Revilla, Toribio Ventura de la Cruz, que fue otro de los habituales interlocutores del padre Rávago.

José Carpintero, Secretario de Estado del infante de Parma desde 1748 es otro de los colaboradores de Ensenada. En 1749 es destinado a esta representación el secretario de embajada Juan Rice de la Calzada

Toscana: el Marqués de Banditela, cónsul en Liovorno.

Sajonia y Polonia: Guido Ferrero Fiesco, Conde de Bena. Llevó a cabo gestiones reservadas para conseguir la importación de maderas procedentes del norte de Europa, más flexibles y útiles para las arboladuras de los navíos de la Armada.

Suiza: el funcionario Manuel Caparroso, agente en Lucerna.

Nápoles: el embajador Alfonso Clemente de Arostegui, auditor de la Rota de la Corona de Castilla, el tesorero del Real Giro Fco. Antonio de Ibarrola y Gorbea, y a partir de 1753 el secretario de embajada Juan Rice de la Calzada.

Los colaboradores y confidentes

Sabido que D. Zenón pagaba espléndidamente los servicios que se le prestaban, aparecen una serie de colaboradores y de agentes que contribuyen a mantenerle informado, se dejan sobornar para llevar a cabo los fines del Marqués, o simplemente comparten sus puntos de vista en asuntos de política internacional. Entre estos colaboradores, destacan:

Italia: el nepote del Papa, figura clave para la firma del Concordato, el ministro de Hacienda de Parma, Serrati, y los funcionarios Belloni y Collazi; Ensenada, al igual que el abate Mogroviejo, mantuvo también una fluida relación epistolar con José de Miranda, Duque de Losada, caballerizo mayor de Carlos VII de Nápoles. Otro de los contactos en Italia es el conde de Sada, Manuel de Sada, embajador en Cerdeña y luego gobernador de Saboya, viejo conocido desde las guerras italianas. De hecho, este prestigioso militar consigue que los buques que transportan madera italiana para el programa de construcción naval de Ensenada no paguen derechos de paso al gobierno de Turín. El 23 de noviembre de 1751 Ensenada le manda una carta instándole a que agradezca las gestiones al Rey de Cerdeña .

París: según las referencias de la embajada británica ante la Corte de Luis XV, la propia Madame de Pompadour, favorita del Rey, mantuvo una discreta relación a través de las cartas con el marqués de la Ensenada, que se jactaba de tener una excelente información de primera mano de los entresijos de dicha corte .

Casa Real: aparte de sus estrechos colaboradores, algunas damas cercanas a la Reina hacen partícipe a Ensenada de confidencias varias, o incluso interceden en distintos asuntos, destacando Juana María de O’Brien y O’Connor, Marquesa de Salas, que ejercicio de camarera de la Reina Madre Isabel de Farnesio; la marquesa de Torrecuso, cercana a Isabel de Farnesio; la marquesa de Torrecilla (en cuya residencia se alojaba el mismísimo abate Mogroviejo), e Isabel de Montealegre y Andrade, damas de compañía de la Reina Bárbara de Braganza..

Aparece también la intrigante marquesa de González-Grigny, a quien se sitúa como agente al servicio de España en la Corte de Parma, y que poseía buenos contactos con embajadores españoles y con el propio Ordeñana .

Agentes de élite para misiones de alto interés estratégico.

Ensenada era consciente del atraso tecnológico e industrial de España, que haría imposible la consecución de una Marina poderosa, capaz de desafiar a los británicos y de proteger los intereses de ultramar. Con el fin de salvar ese atraso, diseña un ambicioso plan de espionaje industrial y militar para el que seleccionará cuidadosamente a sus agentes entre esos jóvenes militares ilustrados, de amplio bagaje científico, que España estaba empezando a producir a mediados del XVIII

Reparó en los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa, que habían culminado con éxito y fama internacional su participación en la expedición científica del científico francés Monsieur de la Condomine, llevada a cabo en Sudamérica con el fin de medir el grado en el ecuador y confirmar así la teoría de Isaac Newton sobre la forma de la Tierra. También seleccionó a los artilleros Dámaso Latre, Agustín Hurtado, José Menes y Francisco Estachería, entre otros. El motivo de escoger a jóvenes oficiales, patriotas, comprometidos y con amplios conocimientos científicos, suponía un conjunto de ventajas teniendo en cuenta lo delicado y complejo de la misión asignada. Estos científicos y militares podrían enviarle informes y planos de gran calidad en lo referente a fortificaciones, arsenales, maquinaria, construcción naval, artillería, municiones; serían de toda confianza frente a los servicios de información de potencias extranjeras, y dispondrían de la suficiente capacidad profesional como para no dejarse engañar por sus fuentes. Además se les daría la suficiente libertad de acción como para que explotaran su iniciativa personal, lo que redundó en el éxito de alguna de las misiones.

El plan preveía el envío de auténticas células de información, lideradas por uno o dos de estos jóvenes y prestigiosos militares, con el fin de satisfacer las necesidades de inteligencia, desinformación y reclutamiento de técnicos extranjeros. Los objetivos eran claramente definidos en las llamadas “instrucciones reservadas” que recibía cada jefe de célula antes de comenzar la misión.

Incluso para misiones altamente sensibles, como el espionaje al propio aparato de Asuntos Exteriores durante las negociaciones previas a la firma del Tratado de Límites entre España y Portugal, de 1750, Ensenada envió a Lisboa a un oficial de la Marina, Juan de Lángara y Arizmendi, para que le informase del curso de las negociaciones.

Los “fondos reservados” del Marqués de la Ensenada

El Real Giro, institucionalizado en 1749, se encargaba de situar los fondos monetarios españoles en el extranjero, cumpliendo con los envíos de los particulares y las obligaciones del Estado. Evitaba así a los intermediarios y cambistas a la hora de mover capitales por el extranjero, lo que era muy beneficioso tanto para los particulares como para el Estado en sí. El artículo 21 del Reglamento del Real Giro de 1752 establecía que “...por estas Tesorerías Extraordinarias y Comisionados se pagarán igualmente todas las cantidades que S.M. mandase satisfacer en los países extranjeros, por gastos secretos y reservados, y por encargos de su Real Servicio...de las cantidades que por la vía reservada se mandase a los tesoreros, y comisionados del Giro, satisfagan para fines del real servicio, tomarán recibos a favor del tesorero mayor, con expresión de ser de orden de S.M. y se remitirán al director, para que solicitando las que deben comunicarse a la Tesorería General, se formalicen por ella los pagos, y se reintegren a esta dependencia sus importes” .

LOS OBJETIVOS DE ENSENADA: LAS REPRESENTACIONES

El Marqués de la Ensenada diseñó un plan estratégico por el que en un plazo razonablemente corto, España dispondría de una Armada y de unas instalaciones de apoyo a esta Armada que le hiciesen ser un factor decisivo en la política europea y atlántica. Con el fin de presentar sus objetivos a S. M. el Rey, D. Zenón recurrió a las conocidas “representaciones”, que eran unos informes redactados de forma literaria, de manera que, sin aburrir a Fernando VI, poco amigo de los largos memorandos , le hiciese conocedor de sus objetivos estratégicos. La representación de 1747 va a dar el pistoletazo de salida para las intenciones de Ensenada. El 18 de junio de 1747 propone un programa de rearme naval que en ocho años permita disponer de 40 navíos de línea perfectamente artillados, si bien para eso, hay que empezar con el acopio de materiales estratégicos y la provisión de fondos, estimada en 1.000.000 de pesos fuertes al año.

Esto le da un margen de maniobra mínimo de poco más de dos años hasta empezar a construir, dado que las maderas destinadas a los cascos de los buques deben primero cortarse y luego curarse sumergidas en agua salada, proceso que dura dos años. Mientras comienza la tala y el proceso de adaptación de las maderas, Ensenada deberá conseguir salvar la diferencia tecnológica que separa la construcción naval en España de la de Gran Bretaña, su principal rival en el mar.

Conocedor de la Marina, pues es de donde procede, Ensenada determina las bases para poner en pie esa armada, que servirá como factor de disuasión estratégico en la política exterior y de seguridad española. En este sentido, sus necesidades de información van a ir ligadas a catorce grandes áreas:

1. MATERIALES ESTRATEGICOS: maderas para construir barcos, lonas para las velas, cáñamos para los cabos, pernos, poleas, etc.
2. METALURGIA: métodos de fundición y aleaciones para cañones, revestimiento de cascos, artillería de bronce, artillería de hierro, etc.
3. ARMAMENTO: artillería naval, artillería de campaña, municiones, etc.
4. CONSTRUCCION NAVAL: planos de buques, tipos, ingeniería naval
5. CARTOGRAFIA: impresión de planos actualizados, evitar impresión de planos de posesiones españolas en el extranjero. Aparatos de medición, relojes para la longitud
6. ARSENALES: disposición arsenales europeos, planos, carga de trabajo.
7. MAQUINARIA: de construcción, contra incendios, etc.
8. MEDICINA: técnicas y útiles de cirugía, especialidades médicas.
9. ATENCION AL PERSONAL: funcionamiento de los hospicios para veteranos de la marina, reclutamiento, etc.
10. CONTRATACION DE TECNICOS EXTRANJEROS: explorar las posibilidades de contratar a técnicos el Europa que estuvieran interesados en desarrollar su trabajo en España.
11. POLITICA ARANCELARIA: determinar qué aranceles se aplican en los puertos a las mercancías extranjeras y la posibilidad de hacer entrar mercancías españolas en dichos puertos.
12. ESPIONAJE MILITAR: determinar las intenciones de las potencias europeas y tratar de anticiparse a las expediciones que pudieran tener como objetivo los intereses de la Corona Española
13. DESINFORMACION: hacer creer en el extranjero que España apenas tiene recursos para poner en pie una verdadera Armada, pero que sin embargo cuenta con poderosas defensas costeras que le permitirán resistir ataques a sus plazas fuertes.
14. MISCELANEA: informaciones científicas o de otro carácter que revista interés para el estado.
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Esteban
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Jorge Juan y Santacilia. Espionaje naval, científico e industrial en Londres

Sin duda la misión más espectacular, en tanto por sus resultados, como por el propio desarrollo de la misma, fue la encomendada al ilustre marino y científico Jorge Juan de Santacila. Este joven oficial de la Armada, junto a su compañero Antonio de Ulloa es captado por Ensenada a través del Teniente General de la Armada José Alonso Pizarro, que se los presenta a la vuelta de su misión en Perú, con motivo de la expedición científica del científico francés La Condomine, para medir el meridiano.

Ensenada consigue que se publiquen sus obras, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, y Observaciones Astronómicas. Además les pide que le escriban un informe reservado sobre el estado de la administración colonial según su reciente experiencia. Este informe no ve la luz hasta 1826 en que llega a manos británicas y es publicado con el título “Noticias secretas de América ”. Cuenta con ellos para las misiones que estaba planeando. A Jorge Juan le ofrecer una peligrosa misión en Londres. Ni más ni menos que penetrar en el corazón del sistema de construcción naval británico y conseguir sus secretos. En la instrucción reservada que se le entrega el 27 de octubre de 1748 se le marcan sus objetivos:

Reclutar a dos oficiales subalternos o guardiamarinas que le apoyen.

Procurará por la maña y secreto posible adquirir noticias de los constructores de más fama en la fábrica de navíos de esa Corona...tratará la forma de ganar uno o dos de estos constructores para que vengan a Madrid y se empleen en la construcción de navíos para S.M...en la misma forma se gobernará para enviar a Madrid un maestro de lona, otro de jarcia, y de instrumentos marítimos... Se requiere un perfil capaz de hacerles pasar por estudiantes de matemáticas. Jorge Juan se decide por Pedro de Mora y José Solano.

Visitará los arsenales de mayor nombre en Inglaterra...con el disimulo de una mera curiosidad formará y remitirá planos de ellos y de sus puertos. Procurará indagar todo lo que se practica en los arsenales, así en puntos de economía y régimen (...) hará y remitirá plano de un navío de cada clase...Estará a la mira de los instrumentos de nueva invención, y libros que se publiquen sobre la Marina.

En Inglaterra hay casas en las que se mantienen a los inválidos de la Marina, y conviniendo saber todo lo que conduce a los fondos de que subsisten, régimen y circunstancias...lo avisará Jorge Juan (...) se informará..qué derechos pagan en los puertos de Inglaterra los géneros extranjeros a su entrad, los ingleses a su salida..

Qué fábricas son las que están dentro de Londres, qué exenciones gozan..procurará adquirir el secreto del más fino lacre..la manufactura de paños, balletas y sempiternas (...) solicitará haber todo plano secreto de las colonias y fortificaciones que tienen los ingleses en América...averiguará qué contrabando hacen en nuestra América...y si lo sostiene su Ministerio.

Número de navíos que tengan armados los ingleses, para custodia de sus mares, colonias y arsenales, y de los que además envíen a América u otros parajes, y con qué fines...adquirirá las noticias que vengan de América...del comercio, especialmente del que se hace a América, número de navíos que regularmente se emplean en él...y las de convoyes que entren y salgan.

En caso de que no haya extraordinarios, y que sea preciso dar noticias, las pondrá en cifra D. Jorge Juan, sirviéndose de la que acompaña a esta instrucción con la precaución de que no ha de firmar, ni haber en ella palabra clara, sino puros número;, y en el centro, y no al principio ni al fin las fechas, y todo en números. Frecuentará lo menos posible al Ministro en Londres, y aún de acuerdo con él afectarán enemistad o queja, o discordia, y se entenderán por escrito o hablándose a horas extraordinarias”.

La operación cuenta con un presupuesto de 8.100 reales de vellón mensuales, a entregar por la embajada en Londres. Como se ve, gran parte de los objetivos estratégicos de información de Ensenada están recogidos en esta Instrucción Reservada. Nada más llegar a Londres, en enero de 1749, Jorge Juan se dedica intensamente a cumplir con su misión, y comienza a tejer una red de colaboradores, entre los que destacan un sacerdote, el padre Lynch, y un marino mercante, Mr Morris.

Bajo los alias de Monsieur Monmor en Francia, y de Mr Joshua, y más tarde Mr Sublevant en Londres, Jorge Juan se dedica a recorrer los márgenes del Támesis, introduciéndose en el ambiente de la construcción naval y de los adelantos científicos relacionados con la Marina. La red de Jorge Juan se apoya en Calais, Ferrol (donde el jefe de escuadra D. Cosme Álvarez tiene órdenes de recibir sus encargos) y Cádiz, donde el superintendente de Marina Varas Valdés recibe también parte del material. Las vías de escape del personal contratado clandestinamente son, bien a través de Francia, a donde eran enviados asimismo los trabajadores contratados en Holanda por el marqués del Puerto, bien a través de Portugal.

Visita los Arsenales, a pesar de que está prohibido el acceso de extranjeros, e inmediatamente informa de las construcciones en curso, y de un asunto que se va a convertir en un incidente diplomático entre España y el Reino Unido. Alerta en abril de 1749 de que se están alistando dos fragatas, una de ellas llamada “Porcupine”, poderosamente artillada, para una expedición a los mares del Sur, posiblemente para reconocer las Islas Malvinas. Sugiere una acción diplomática, aunque propone también la compra de dos fragatas para despacharlas en secreto a Cádiz, armarlas, e interceptar a las británicas, si saliesen. El incidente se soluciona vía diplomática, y el gobierno británico anula la operación .

Comienza a reclutar técnicos extranjeros, y ya en 1749 contrata a Patricio Laghi, maestro de jarcias y lonas, junto a tres de sus oficiales. En 1750 se hace con los servicios de Edward Bryant y Guillermo Richards, que van destinados a Cartagena; Ricardo Rooth, a Ferrol, el maestro holandés de jarcias Juan de Graaf y su hijo, a Cartagena; David Howell y varios ayudantes, incluyendo a Guillermo Turner, a Guarnizo; Mateo Mullan, a La Habana, etc. En total se estima que contrató a unos 80 constructores, técnicos y oficiales relacionados con la industria naval . Estos constructores trabajaron con grandes poderes y pagas en los astilleros que el programa naval de Ensenada estaba reactivando .

La misión de Jorge Juan se prolonga hasta abril de 1750 en que debe huir precipitadamente de Londres, disfrazado de marinero en el mercante Santa Ana al ser parcialmente descubierta su red, y detenidos el padre Lynch y el marino mercante Morris. Hasta ese momento, aparte de haber conseguido la contratación clandestina de un alto número de especialistas en construcción naval y en la producción de material auxiliar, envió a España gran cantidad de material, libros e informes, destacando un reloj “Harrison” para la medición de la longitud, los planos de una máquina para blanquear la cera y otra para limpiar el fondo de los puertos, un planetario, un telar para el trabajo de las lonas, métodos de envase del azogue para su transporte a ultramar, diferentes fórmulas de lacre, material para el recién creado “Colegio de practicantes cirujanos de Cádiz”, planos y modelos a escala de navíos ingleses en construcción, etc.

La misión de Jorge Juan supuso un salto cualitativo de primera magnitud para el desarrollo de la Marina española, y por ende, de aquellos sectores asociados a su actividad. Fue Jovellanos el que dijo que en el siglo XVIII “la Marina fue el motor de la economía española en el setecientos” .

Los técnicos y los conocimientos procedentes de Inglaterra permitieron que se sistematizara la construcción naval en España, de modo que a partir de 1752, y por primera vez, aparece un programa simultáneo de construcción de buques de acuerdo con unos estándares comunes, el llamado “Nuevo Método Español de Construcción Naval” , que se implanta en 1754, pero que se encuentra a los pocos meses con la destitución de Ensenada y con la descapitalización y ralentización del programa naval. Jorge Juan, al igual que Antonio de Ulloa, pasan a ser altos funcionarios del estado en materia de ciencias, llegando a dirigir o a fiscalizar multitud de iniciativas.

Antonio de Ulloa. Desinformación, exploración de mercados comerciales, e interés por el sector textil

El 28 de junio de 1749 , el marino Antonio de Ulloa recibía sus Instrucciones Reservadas de mano de Ensenada. En muchos aspectos era similar a la entregada a Jorge Juan en lo referente al reconocimiento de puertos, arsenales, materiales estratégicos, marina, política colonial y arancelaria, pero se añaden tres grandes temas específicos:

- EXPLORACION DE MERCADOS: “...procurará tener trato con comerciantes de créditos, a quienes podrá verter las especies con arte ponderando la excelencia de nuestros tabacos, caballos, hierro, pólvora y plomo, y las crecidas ganancias que se les seguiría si estableciesen este comercio”.
- INDUSTRIA TEXTIL: “...qué operarios son lso que se mantienen en las fábricas, qué derechos pagan las mercaderías que e extraen y los géneros que se introducen...soltará especies entre aquellos comerciantes que miren a averiguar de dónde se proveen de seda para sus fábricas, estando como lo está hoy prohibida la extracción de España, y a qué precios, y si no obstante logran sacar de Granada, o de Valencia, algunas porciones y los medios de que sirven para ello.”
- DESINFORMACION y PROTECCION DE LA INFORMACION: “...tendrá mucho cuidado de soltar en las conversaciones que tuviere en los países extranjeros algunas especies que den a entender que las rentas reales en España son cortas, reduciendo su Ejército, y que ahora aunque se corten maderas para fabricar navíos, es muy dudoso que se logre armarlos por falta de marinería y aun de fondos; pero de la América ha de ser otra idea, pues si se habla de sus plazas, se figurará que están bien fortificadas, guarnecidas de tropa y de artillería (..) se informará y procurará recoger un mapa muy especial que dejó ya trabajado D. Pedro Maldonado de la Provincia de las Esmeraldas, y de otro que tienen ideado los académicos franceses, cuya demarcación es muy perjudicial a la España y favorable a la Francia por la extensión del terreno que indebidamente señala a aquella Corona y advertirá de todo a nuestro embajador...”

Ensenada muestra asimismo interés en las obras hidráulicas en Europa, las academias de Ciencia y Matemáticas, los depósitos de archivos, maquinaria y aquellos aspectos de interés para el estado. Los gastos asignados para la misión se establecen en 12.000 reales de vellón mensuales.

Antonio de Ulloa selecciona para que le acompañen a su hermano, el alférez Fernando de Ulloa, y a los guardiamarinas Alfonso Pacheco y Salvador de Medina. Recorre Cartagena y Barcelona, donde examina las obras que se están llevando a cabo en el arsenal de la primera y en el puerto y la fábrica de artillería de la segunda, donde se interesa por el método de afinación del cobre americano, usado en la fundición de cañones. Inmediatamente pasa a recorrer Marsella y Tolón.

Antonio de Ulloa se dedica a su misión con la misma agresividad que Jorge Juan, y ya en marzo de 1751 ha enviado desde París bastantes informes a Madrid, y ha contratado al ingeniero Le Maur para las obras del “Canal de Castilla”, que Ensenada había ordenado. Con el fin de obtener información especializada de aspectos de metalurgia y su aplicación a la artillería, se comisiona al teniente minador Enrico Enriqui, que recibe sus órdenes de mano del propio Ulloa. La embajada en Paris se convierte en un centro piloto para la gestión de cursos de especialidades artesanales, matemáticas, ciencias y medicina para jóvenes españoles .

El grupo de Ulloa recorre París, donde el científico y marino se asegura que la publicación de los planos de Maldonado no afectan a la seguridad e integridad territorial de las Indias españolas, y posteriormente se dirigen a Holanda, Dinamarca, Suecia, Prusia, y de nuevo París, donde llegan el 10 de diciembre de 1751. A finales de años regresan a Madrid. La información y los objetos enviados a España son variados e interesantes, destacando informes sobre los puertos y arsenales de Tolón, Marsella, Narbona, L’Orient, Saint Maló, La Rochelle, y varios canales franceses. También adquieren los planos de una máquina de barrenar cañones en sólido, informes sobre industrias textiles en Francia, Suecia y Holanda, un plano de los Pirineos, varios croquis de fortalezas francesas, informes sobre hospitales de caridad en Lyon y Montpellier, etc .

En resumen, el viaje de Ulloa permitió una aproximación de España al mundo científico y técnico europeo, abriendo las puertas de la formación especializada de jóvenes profesionales españoles. Como Jorge Juan, Ulloa pasa a convertirse en un técnico de alto nivel del Estado.
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LOS RESULTADOS DE LAS MISIONES DE ESPIONAJE

El proyecto de Ensenada empezó a fructificar a partir de 1752. Los astilleros empiezan a construir numerosos buques; los arsenales han sido ampliados y mejorados, el acopio de materiales estratégicos es una realidad, y los técnicos británicos han aportado unos conocimientos excelentes, mejorados por el científico Jorge Juan. Los astilleros de Ferrol llegan a poner en grada doce navíos a la vez (conocidos como los “doce apóstoles”) y una vez botados, los buques dan un resultado excelente, llegando algunos a servir durante la friolera de casi 100 años. El promedio de vida útil de estos buques es de más de 30 años, frente a los poco menos de 15 de las series de los años anteriores.

En 1754 la Armada cuenta con más de 50 navíos y fragatas, momento en que el embajador británico Keene se da cuenta de que los planes de Ensenada van a convertir a España en un peligroso rival en la mar. Debido a sus excelentes relaciones con el llamado “partido” carvajalista, colaborará con ciertos sectores políticos españoles en una operación de desinformación que le va a costar el cargo a Ensenada y a sus más estrechos colaboradores.

LA OPERACIÓN DE DESINFORMACION DE JULIO DE 1754

El profesor Gómez Urdañez fija como fecha clave del arranque de la conjura una fecha tan temprana como junio de 1752, momento en que el entonces embajador Wall acude a Madrid, reuniéndose con su colega británico en la Corte de Fernando VI, Benjamín Keene y con otros nobles “carvajalistas”. Con la muerte de D. José, y la asunción de su vacante por el duque de Huéscar, arranca definitivamente la campaña de acoso y derribo que le costará el puesto a Ensenada. A pesar de que D. Zenón contaba con buenos candidatos para haber asumido la Secretaría del Despacho de Estado (entre ellos Ordeñana), no reaccionó con la suficiente rapidez., y sus enemigos colocaron a Wall.

Desde 1752 las quejas británicas por las acciones de los guardacostas españoles en el Golfo de Méjico subieron de intensidad y de tono. El propio Carvajal, luchando por mantener estos incidentes dentro de la esfera diplomática, llegó a enfadarse con el embajador Keene por la vehemencia de sus protestas. Los propios franceses se quejaban del exceso de celo de los corsarios y guardacostas españoles, que hostigaban también a sus buques. Lo cierto es que en la medida que Ensenada hacía más poderosa a la Marina española y que su proyecto de crear una compañía para la explotación del palo de tinte avanzaba, los guardacostas españoles se comportaban con mayor agresividad, lo que a su vez excitaba los deseos de una respuesta contundente por parte de varios sectores de la opinión pública y la oposición en Londres. En este sentido, Wall envía una carta a Carvajal el 10 de mayo de 1753 dándole cuenta de las noticias que aparecen en la prensa londinense sobre combates en la costa de los Mosquitos entre españoles y británicos . También se cita como un factor detonante la desinhibida actitud del embajador francés, Monsieur Duras, que se jactaba de tener negociaciones secretas con Ensenada encaminadas a erradicar a los ingleses de los asentamientos en el Golfo de Méjico.

Durante los primeros meses de 1754 corren rumores de combates en la costa de Honduras y de movimientos extraños de escuadras británicas y francesas. Duras informa a España en febrero de que una escuadra británica compuesta por 14 buques se dirige al Caribe, mientras que los ingleses sospechan que un escuadrón que acaba de salir de Tolón, presuntamente en dirección a Argel, tiene como verdadero destino el Golfo de Méjico.

El 6 de junio de 1754 el embajador Keene envía un comunicado a su gobierno avisándole de que ha conseguido copias de sendos despachos dirigidos por Ensenada al Capitán General de la Habana ordenándole armar una flotilla para expulsar por la fuerza a los cortadores del palo de Campeche, establecidos en las inmediaciones del río Wallis, en el Yucatán. El 8 de julio el gobierno inglés reacciona por una doble vía; por un lado contesta a su embajador de que haga saber en Madrid de que tales órdenes, en caso de existir, deben ser derogadas, o que de otra manera se responderá contundentemente, y por otro lado se le hace llegar al encargado de negocios español, Félix de Abreu, un escrito de protesta en similares términos que éste transmite en carta fechada el 9 de julio y que llegará a Madrid el 19.

El 14 de julio el Secretario de Estado y el propio Duque de Huéscar exponen a los reyes un memorando sobre la situación en los territorios sujetos a canje en virtud del Tratado de Límites, donde los nativos se han rebelado, apoyados por elementos locales de la Compañía de Jesús, acusando al propio confesor y conocido ensenadista, el padre Rávago, de estar implicado. Al parecer, estas acusaciones privaron e Ensenada de la protección de la Reina, interesada en mantener un clima de entendimiento con Portugal.

También se le achaca a Ensenada el haber estado pasando informaciones confidenciales a la corte de Carlos de Nápoles, lo cual no sería descartable dado el perfil de sus contactos y la indudable “conexión italiana” que aparece en su red de amistades y colaboradores.

El día 19 los conspiradores solicitan audiencia con el Rey, y le exponen la situación en el Golfo de Méjico, a lo que el monarca responde “estamos en guerra y nosotros sin saberlo” . Inmediatamente se dictan las órdenes de detención y destierro de Ensenada, Ordeñana, y Mogroviejo, que son ejecutadas el día 20. Ese mismo día aparece el Real Decreto de destitución del Marqués en La Gaceta, así como la remodelación del Gobierno. Los conspiradores se felicitan entre ellos, y Keene llega a exclamar jubiloso “ya no se construirán más barcos”. Posteriormente este embajador será recompensado por su gobierno con la “Orden del Baño”, y el Rey Jorge II llega a sugerir al monarca español que sea él el que le imponga la condecoración, cosa a la que el soberano español accede.

Las órdenes de ataque que supuestamente fueron esgrimidas por Benjamín Keene no están en ningún archivo conocido ni aparecieron tras la investigación llevada a cabo en la Secretaría y en el Consejo de Indias. El diplomático Abreu las solicitó reiteradamente a Ricardo Wall durante los meses posteriores a la caída de Ensenada, pero tampoco se le mostraron. Tampoco el inventario de las posesiones y correspondencia de los desterrados aportó pruebas de comportamiento desleal o ilícito. Las pesquisas en el Consejo de Indias y la Secretaría nunca encontraron las supuestas órdenes de ataque de Ensenada, aunque lo cierto es que el 8 de septiembre de 1754, ajenos a las conspiraciones cortesanas de la metrópoli, las fuerzas españolas en Honduras expulsan a los colonos británicos del río Wallis, lo que obliga a ambos gobiernos a examinar de nuevo el caso vía diplomática, esta vez en un ambiente más constructivo.

En los días posteriores, otros funcionarios leales a Ensenada son cesados en sus puestos, como Pérez Delgado o Banfi. No será hasta 1760 cuando Carlos III levante las sanciones y los desterrados sean autorizados a volver a la Corte, donde no volvieron a ocupar cargos de responsabilidad, probablemente debido a que el nuevo Rey contaba con su equipo venido de Nápoles, y que desconfiaba de las conexiones ensenadistas con el mundo jesuita. Bien avanzada la Guerra de los Siete Años, y debido a una serie de incidentes navales, España se ve obligada a participar en unas condiciones desfavorables; su Marina no está lista, pues los planes se habían aletargado con la caída del Marqués, y tal y como predijo Jorge Juan durante su misión en Londres, los ingleses doblan el Cabo de Hornos y capturan Manila, mientras otra escuadra hace lo mismo en La Habana. Las posteriores negociaciones de paz en París le supondrían a España la pérdida de la Florida, y a Francia la de sus colonias norteamericanas.

El papel de los servicios de información a lo largo del reinado de Fernando VI fue determinante en el mantenimiento de su estrategia de neutralidad activa y en concreto en el arranque de los planes ensenadistas de reconstrucción naval e industrial. Los grandes objetivos, al servicio de la política de seguridad y defensa de España se malograron en virtud de dos factores: primero la división interna que afectó de manera grave al gabinete de Fernando VI, y que estalló a la muerte de su Ministro de Estado, y segundo las injerencias y operaciones de desinformación llevadas a cabo por los representantes de las dos grandes potencias que se disputaban el apoyo o la neutralidad de España.

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