Rastreo de llamadas
Publicado: 13 Ene 2007 12:53
Interesante. Así buscan al chivato de ETA:
La investigación sobre el «chivatazo» que alertó a Joseba Imanol Elosua de la operación contra el «aparato de extorsión» de ETA se centra ahora en determinar el lugar y hora exactas de la llamada con la que se realizó el aviso. El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que instruye la causa, espera un nuevo informe del Cuerpo Nacional de Policía, ampliatorio del que ya está incorporado al sumario desde julio.
Este nuevo informe, que no estará listo de manera inmediata, será el resultado de un minucioso rastreo cuyo objetivo es poner negro sobre blanco todos los números de móvil que se usaron en la franja horaria en la que Elosua recibió el chivatazo -se trabaja con una hora de margen- para después determinar también el lugar desde el que se efectuó la llamada. Si se averiguan estos datos, será más fácil poner nombre y apellidos al autor de la filtración, alguien que según la investigación en marcha debía tener acceso a información tan delicada como una operación antiterrorista.
Fuentes conocedoras de los datos de la investigación han explicado a ABC que la técnica que utiliza la Policía es la misma que tan buenos resultados ha dado en la investigación de los atentados del 11-M en Madrid. Si gracias a este sofisticado método se pudo determinar, por ejemplo, el itinerario que Jamal Ahmidan, «El Chino», y otros terroristas islamistas realizaron a quince días del 11 de marzo de 2004 para viajar desde Madrid hasta Asturias, donde compraron del explosivo, también se podrá saber el lugar desde el que se efectuó la llamada, así como los movimientos del usuario de esa tarjeta de móvil.
Todos los números
La Policía también está realizando otras pesquisas dirigidas a «peinar» todas las comunicaciones por móvil realizadas en los alrededores del bar «Faisán», del que era propietario Elosua. Joseba Imanol Elosua, miembro del «aparato de extorsión» de ETA, recibió el pasado 4 de mayo un aviso telefónico que obligó a posponer hasta el 20 de junio el comienzo de una operación antiterrorista que se ejecutaría de manera conjunta por España y Francia.
Como adelantó ABC el 28 de julio, las investigaciones realizadas tanto por la Policía como por la Guardia Civil -el juez Garzón tiene sobre la mesa sendos informes, coincidentes en sus conclusiones, según fuentes jurídicas- permitieron averiguar que, con el chivatazo, alguien desde dentro de la Comisaría General de Información había intentado frustrar el operativo, quizás con el fin de que las futuras detenciones no alteraran el curso del proceso de paz. En una conversación telefónica intervenida a Elosua el mismo 4 de mayo, éste relata a su yerno -el también imputado en el «aparato de extorsión» Carmelo Luquín- que un individuo le había abordado en la calle para hacerle entrega de un móvil y que, después, otro le llamó para advertirle de que estaba siendo sometido a seguimientos por la Policía. Elosua indicó a su yerno que el soplo se lo dio un «txakurra», término despectivo con el que en ETA se identifica a la Policía.
La investigación sobre el «chivatazo» que alertó a Joseba Imanol Elosua de la operación contra el «aparato de extorsión» de ETA se centra ahora en determinar el lugar y hora exactas de la llamada con la que se realizó el aviso. El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que instruye la causa, espera un nuevo informe del Cuerpo Nacional de Policía, ampliatorio del que ya está incorporado al sumario desde julio.
Este nuevo informe, que no estará listo de manera inmediata, será el resultado de un minucioso rastreo cuyo objetivo es poner negro sobre blanco todos los números de móvil que se usaron en la franja horaria en la que Elosua recibió el chivatazo -se trabaja con una hora de margen- para después determinar también el lugar desde el que se efectuó la llamada. Si se averiguan estos datos, será más fácil poner nombre y apellidos al autor de la filtración, alguien que según la investigación en marcha debía tener acceso a información tan delicada como una operación antiterrorista.
Fuentes conocedoras de los datos de la investigación han explicado a ABC que la técnica que utiliza la Policía es la misma que tan buenos resultados ha dado en la investigación de los atentados del 11-M en Madrid. Si gracias a este sofisticado método se pudo determinar, por ejemplo, el itinerario que Jamal Ahmidan, «El Chino», y otros terroristas islamistas realizaron a quince días del 11 de marzo de 2004 para viajar desde Madrid hasta Asturias, donde compraron del explosivo, también se podrá saber el lugar desde el que se efectuó la llamada, así como los movimientos del usuario de esa tarjeta de móvil.
Todos los números
La Policía también está realizando otras pesquisas dirigidas a «peinar» todas las comunicaciones por móvil realizadas en los alrededores del bar «Faisán», del que era propietario Elosua. Joseba Imanol Elosua, miembro del «aparato de extorsión» de ETA, recibió el pasado 4 de mayo un aviso telefónico que obligó a posponer hasta el 20 de junio el comienzo de una operación antiterrorista que se ejecutaría de manera conjunta por España y Francia.
Como adelantó ABC el 28 de julio, las investigaciones realizadas tanto por la Policía como por la Guardia Civil -el juez Garzón tiene sobre la mesa sendos informes, coincidentes en sus conclusiones, según fuentes jurídicas- permitieron averiguar que, con el chivatazo, alguien desde dentro de la Comisaría General de Información había intentado frustrar el operativo, quizás con el fin de que las futuras detenciones no alteraran el curso del proceso de paz. En una conversación telefónica intervenida a Elosua el mismo 4 de mayo, éste relata a su yerno -el también imputado en el «aparato de extorsión» Carmelo Luquín- que un individuo le había abordado en la calle para hacerle entrega de un móvil y que, después, otro le llamó para advertirle de que estaba siendo sometido a seguimientos por la Policía. Elosua indicó a su yerno que el soplo se lo dio un «txakurra», término despectivo con el que en ETA se identifica a la Policía.