--------------------------------------------------------------------------------
"Y Los enemigos sabrán que soy el Señor cuando haga caer mi venganza sobre ellos" (Profeta Ezequiel)
EL LARGO BRAZO DE ISRAEL
En la vieja Europa, tras la segunda guerra mundial, podía leerse en las sinagogas derruídas el siguiente mensaje de las víctimas del holocausto: Fuimos asesinados. Vengadnos. Recordadnos.
A eso se dedicaron, en cuerpo y alma, los miembros de la Jewish Brigade Group, la primera brigada judía del ejército británico bajo bandera hebrea. Después de haber estado en el frente de batalla en Italia, y una vez acabada la guerra, la mayoría de los integrantes de esta brigada se dedicó a la búsqueda, localización y ejecución de miembros de la SS gracias a las listas facilitadas por los servicios de inteligencia militar norteamericano y británico.
Un escuadrón de ejecutores judíos cruzó la frontera con Austria. En la lista figuraban treinta nombres de vecinos que habían sido miembros activos de la Gestapo y la SS, fechas de nacimiento, estudios, misiones y funciones en el ejército alemán.
Disfrazados de policías militares, los Nokmin (vengadores) se dedicaron a detener uno a uno a los hombres y mujeres que aparecían en la lista. Tras leerles los cargos contra ellos, eran ejecutados mediante estrangulamiento. El equipo de vengadores estaba formado por Israel Karmi, Maier Shorea y Haim Harkov. El ejecutor era Shev Kerem, quien años después se uniría al recién nacido MOSSAD... de este servicio de inteligencia nos habla el presente libro.
MARZO DE 1951: NACE EL MOSSAD, "LA IRA DE ISRAEL"
Tres años después de la fundación del estado de Israel (1948) su primer ministro, David Ben Gurión, ordena la creación del MOSSAD en Marzo de 1951. Su primer memuneh ( director ) será Reuven Shiloah, que aunque sólo está un año al frente, es considerado el "padre" de la moderna organización de los servicios de inteligencia israelís. Será bajo el mandato del segundo director del Mossad, Isser Harel, cuando se lleve a cabo una de las misiones más brillantes en la historia del estado de Israel: La Operación Garibaldi.
Al Mossad llegó una información, procedente de Argentina, sobre el ciudadano Ricardo Klement. Aparentemente, este hombre casado y padre de familia, trabajador de la Mercedes en Tucumán, llevaba una vida de los más anodina: del trabajo a casa y de casa al trabajo. Sin embargo los informantes decían que la identidad real de este apacible productor, se correspondía con la de Adolf Heichmann, uno de los máximos responsables de la llamada "Solución Final " a la cuestión judía.
Con todas las reservas del mundo, el director del Mossad, Harel, elevó un informe sobre el caso al primer ministro Ben Gurión. Éste, antes de llevar a cabo ninguna iniciativa que pudiera suponer el escándalo y la incomprensión de la comunidad internacional, pidió al responsable del Mossad la verificación de todos los datos, un seguimiento, minuto a minuto, del sospechoso y la total certeza de que era el hombre que buscaban. Así se hizo, y tres años después, cuando se pudo asegurar sin el más mínimo error que el tal Ricardo Klement era, en realidad, Adolf Heichmann, se procedió a dar "luz verde" al seguimiento, secuestro y traslado del antiguo nazi a Israel para su posterior enjuiciamiento.
El responsable del comando encargado de llevar a cabo la misión, era Rafi Eitan, uno de los héroes de la guerra de independencia, comandante de un batallón de paracaidistas, y primer responsable del Metsada (la Unidad de Operaciones Especiales). El director del Mossad, Harel, aseguró a Eitan que "los hombres que formarían la unidad iban a llevar a cabo un acto de justicia divina para Israel..."
Los hombres elegidos, al mando de Peter Malkin, estaban listos para la acción. El 1 de Mayo de 1960, en una brillante operación, los agentes del Mossad, los temibles miembros del Metsada, los "vengadores", permanecían en tensión dentro de un vehículo aparcado frente al portal de la vivienda de Ricardo Klement/Adolf Heichmann. Cuando éste salió, tranquilamente, como hacía todos los días, Rafi Eitan y Peter Malkin descendieron del vehículo. Peter Malkin, que hablaba español, le preguntó al antiguo nazi por una dirección; en ese momento Rafi Eitan le sujetó por detrás y entre ambos le introdujeron en el vehículo. El hombre no se resistió lo más mínimo y más que asustado, estaba sorprendido. De todas maneras, el comando del Mossad tenía orden de ejecutarlo de inmediato en caso de oponer resistencia.
Durante los días que permanecieron en el piso franco antes de su traslado a Israel, el prisionero, vigilado constantemente por los katsas (agentes) del Mossad, negó ser Adolf Heichman; sólo cuando uno de los agentes le habló en alemán, salió a relucir su orgullo de miembro de la SS: para él Hitler era un Dios y el exterminio de la mayor cantidad posible de judíos sólo un trabajo que había que hacer.
El 12 de Diciembre de 1961, el presidente del Tribunal de Jerusalén leyo los cargos y la sentencia. El nazi Adolf Heichmann, dentro de una gran urna de cristal blindado, oyó los cargos sin inmutarse. El hombre que llevó a la muerte a millones de judíos fue condenado a morir en la horca en un día y en un lugar desconocidos.
Con la Operación Garibaldi, el Mossad adquiría prestigio a nivel internacional. Un prestigio que, desde entonces, no ha dejado de sorprender por su eficacia.
EL ORGANIGRAMA DEL MOSSAD: LAS ENTRAÑAS DE UN SERVICIO DE INTELIGENCIA ÚNICO
El Mossad, como cualquier otro servicio de inteligencia, tiene un responsable: un memuneh
( director ) que mantiene permanente "hilo directo" con el primer ministro. Hasta 1996, estuvo prohibido por ley el hacer público el nombre del director del Mossad. Hasta esa fecha, era conocido por la letra "S". El Metsada (la unidad de Operaciones Especiales) cuyo lema es aquellos que nunca olvidan, se encarga de llevar a cabo las ejecuciones. Dentro del Metsada está la unidad Kidon (bayoneta), formada por katsas ( agentes ) expertos en "liquidaciones": hay especialistas en estrangular, en el manejo de armas, de explosivos, de cuchillo... los kidones ( hombres o mujeres ), cumplen su cometido con una eficacia temible.
Fue el tercer director del mossad, Meir Amit, el que sentó las reglas que debe cumplir el kidon en sus operaciones:
"...No habrá matanzas de líderes políticos; éstos deben ser tratados por medios políticos. No se matará a la familia de los terroristas; si sus miembros se interponen en el camino, ese no es nuestro problema. Cada ejecución tiene que ser autorizada por el primer ministro del momento. Y todo debe hacerse según el reglamento. Hay que redactar un acta de la decisión tomada. Todo limpio y claro. Nuestras acciones no deben ser vistas como crímenes patrocinados por el Estado sino como la última acción judicial que el Estado puede ofrecer. No debemos ser diferentes del verdugo o de cualquier ejecutor legalmente nombrado."
Esta "declaración de principios" deja de manifiesto la absoluta convicción de las autoridades de Israel por cumplir el viejo proverbio hebreo del "ojo por ojo, diente por diente"... La venganza como razón de estado.
Dentro del Mossad, la Unidad de Operaciones Especiales (el temible Metsada) se encarga de "perfilar" los objetivos y llevar a cabo sus "asesinatos selectivos". Su primer responsable, el ya mencionado Rafi Eitan, también dejaba claro su ideario:
"...Nuestra tarea es hacer historia y luego ocultarla. En general somos honrados, respetamos el gobierno constitucional, la libertad de expresión y los derechos humanos. Pero al fin entendemos también que nada debe interpornerse en lo que hacemos."
La estructura del Mossad se complementa, igualmente, con la Unidad 504, encargada de recoger información en todo el mundo, procesarla, analizarla, y elevarla a la jefatura para realizar las misiones pertinentes. También hay una estrecha colaboración con el Shin Bet (Servicio de Inteligencia Militar) en aras de dotar a las operaciones de la mayor cobertura posible. Los agentes se encuadran en "equipos" encargados de alquilar automóviles, rentar pisos francos, establecer comunicaciones y, sobre todo, buscar vías de escape después de las acciones. Dichas acciones han de ser "rápidas, quirúrgicas y efectivas" y siempre llevadas a cabo por los kidones, los "ejecutores" en última instancia.
LA REALIDAD SOBRE LA OPERACIÓN "IRA DE DIOS"
El 5 de Septiembre de 1972, a las cuatro y media de la madrugada, en la villa olímpica de Munich, irrumpió un comando terrorista y asesinó a once atletas judíos. El comando terrorista era una facción de la OLP denominada Septiembre Negro. Con aquel golpe espectacular, llamaron la atención en todo el mundo. También en el Mossad. En Tel Aviv se reunió de urgencia un gabinete compuesto por los responsables de los servicios de inteligencia. La reunión la presidío Golda Meir, por aquel entonces primera ministra laborista. Al responsable del Mossad se le facilitó una lista formada por teinta y cinco terroristas, autores materiales o intelectuales de la masacre de Munich. La orden era bien clara: había que ejecutarlos a todos.
La autorización de la primera ministra, para llevar a cabo el operativo, "activaba" al kidon del Mossad para pepetrar la venganza. Sistemáticamente, y a lo largo de varios años, fueron asesinados todos los que figuraban en la lista: atentados con bomba, disparos en la cabeza y cualquier otra forma de eliminación, fue empleada metódicamente.
Una de las víctimas, una niña pequeña nieta de uno de los palestinos responsable de lo de Munich, tuvo la desgracia de acompañar a su abuelo en el coche: voló por los aires. Absolutamente todos fueron eliminados.
En su película Munich, Steven Spielberg nos ofrece una visión un tanto descafeinada de lo que verdaderamente ocurrió. El responsable del comando del Mossad (papel interpretado por el actor Eric Bana) se nos muestra como un hombre atormentado, después de todo lo acaecido, y pesaroso por el trabajo que tiene que llevar a cabo. Nada más lejos de la verdad. Los hechos reales son bien distintos, puesto que el verdadero responsable del comando ejecutor era un veterano agente del Mossad, Mike Harari, que cumplió con su cometido sin tener ningún remordimiento y totalmente convencido de su misión. Sin duda, Spielberg pretende darnos una visión " más humana" de los kidones que no se ajusta a lo estrictamente sucedido. Claro, sólo es cine. La historia es bien distinta...
PARA CONCLUIR...
Este libro es un documento esclarecedor de las actividades llevadas a cabo por el Mossad desde su fundación. Un trabajo de investigación que nos adentra en una de las organizaciones de inteligencia más respetadas y temidas del mundo.
Absolutamente todos los primeros ministros de Israel, desde su conformación como estado, han activado a los kidones, a los "ejecutores", en alguna ocasión. La "venganza como razón de estado" es uno de los principios básicos de la política israelí. Los atentados mediante móviles que explotan al contestar la llamada o misiles guiados hacia el objetivo, forman parte de esos "asesinatos selectivos" que tanto han dado que hablar.
La lectura de "Mossad: La ira de Israel", representa una inmersión en las "alcantarillas" de un estado como el israelí, totalmente policial y militarizado, cuya supervivencia pasa, ineludiblemente, por una política de permanente confrontación con sus vecinos, los países árabes. Recientemente hemos asistido, estupefactos, a la desmesurada respuesta al conflicto suscitado en la franja de Gaza. A través de sus páginas, donde se detallan las operaciones llevadas a cabo, uno se sorprende ante la idea generalizada que subyace en la mayoría del pueblo judío de dar respuesta, lo más contudentemente posible, a cualquier acción considerada terrorista. El libro se lee fácilmente, ya que su estructura narrativa, en formato de crónica histórica y detallada, permite pasar de un capítulo a otro sin perder el hilo argumental, puesto que son independientes unos de otros: recogen las "operaciones" a lo largo del tiempo...
También incluye una separata, donde se relaciona cronológicamente, el nombre de todos los directores del Mossad durante su existencia, así como un breve perfil, biográfico, de cada uno de ellos. Yo sugiero su lectura a todos aquellos que tengan interés en conocer la estructura y funcionamiento de un servicio de inteligencia como el Mossad.
EL AUTOR
Eric Frattini, escritor y periodista, fue corresponsal en Oriente Medio, residiendo en Beirut
( Líbano ), Nicosia ( Chipre ) y Jerusalén ( Israel ). Es autor de una veintena de libros. Su obra ha sido publicada en Francia, Portugal, Brasil, Polonia, Irlanda, Rusia, Estados Unidos, Rumanía, Italia, Bulgaria, Canadá, Australia y Gran Bretaña.