Independentismo catalán

Inmigración, desestabilización del marco constitucional, etc.
Anthony
Agente de Campo
Agente de Campo
Mensajes: 122
Registrado: 14 Ene 2012 17:40

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Anthony »

http://www.vozbcn.com/2012/10/25/132052 ... -cataluna/
El ex presidente del Gobierno insta a “reafirmar los principios de la España constitucional” para hacer frente a la “deslealtad”, las “amenazas” y los “chantajes” del nacionalismo catalán. Y avisa del riesgo de “ruptura [de Cataluña] como sociedad, como cultura y como tradición”, ya que “Cataluña no podrá permanecer unida si no permanece española”.
http://ecodiario.eleconomista.es/inters ... alan-.html
En una referencia concreta al caso de Cataluña, cuyo gobierno se encuentra sumido en plena campaña para la celebración de una consulta que permita a los catalanes decidir sobre su futuro geopolítico, el Jemad reconoció que "existe una inquietud a título individual" entre los miembros del Ejército.

¿Se romperá la porcelana china de la abuela?

:?:
Avatar de Usuario
Alí Bei
Jefe de Operaciones
Jefe de Operaciones
Mensajes: 1220
Registrado: 20 Ago 2008 23:04

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Alí Bei »

Se romperá, Anthony. Se romperá.

Lamentablemente, se romperá. :cry:
"En la era de la información todo el mundo sabe qué es lo que está pasando, pero muy pocos entienden lo que significa." (Sanz Roldán, en una de sus conferencias)
Anthony
Agente de Campo
Agente de Campo
Mensajes: 122
Registrado: 14 Ene 2012 17:40

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Anthony »

Destino Ítaca: ¿Estamos ya todos a bordo?
A lo largo de los últimos meses la sociedad catalana ha vivido en una burbuja de agitación nacionalista que, apartando el foco de los graves problemas económicos y sociales que la atenazan, ha transformado la percepción que ésta tiene de si misma, deformándola hasta convertirla en una caricatura irreconocible supuestamente determinada a emprender, de manera irrevocable, camino hacia “Ítaca”.

En el contexto de crisis económica, política e institucional en el que vive sumida la sociedad española, las élites nacionalistas han creído identificar una “ventana de oportunidad política” para plasmar sus sueños de ruptura con el resto de España. Esta hiper-movilización de los sectores sociales y políticos nacionalistas en pos de la independencia (con la definición de etapas intermedias en la transición hacia dicho destino como el difuso “derecho a decidir”, o la eufemística “creación de estructuras de Estado”) no ha sido confrontado por un discurso articulado, coherente y realista que, emergiendo desde sectores progresistas de la sociedad catalana, desenmascare el argumentario de agravios movilizado por el nacionalismo. En el escenario de mayor tensión que se recuerda entre elites políticas del Estado y de Cataluña, no existe un verdadero relato que, desde dentro de la sociedad catalana y marcando distancias con las líneas argumentales de la derecha más inmovilista de corte nacionalista español, actúe de contrapunto al “pensamiento único” independentista impuesto desde las esferas políticas y mediáticas de Cataluña. Un relato que proponga un modelo de articulación política e institucional que, reflejando fidedignamente la inequívoca voluntad de autogobierno de la sociedad catalana, tratase de dar respuesta a sus necesidades reales: desempleo, crecimiento de la vulnerabilidad socio-económica, deterioro de los servicios públicos, gradual desmantelamiento del Estado de bienestar, indignación ante la corrupción en las instituciones públicas y en la esfera política.

La extrema debilidad de narrativas alternativas obedece a nuestro juicio a un doble proceso de distorsión de la voluntad de la ciudadanía frente a un proyecto independentista establecido como discurso dominante: 1) el desarrollo de un proceso de “espiral de silencio” que ha enmudecido a los sectores de las élites académicas, intelectuales, culturales, sociales y políticas que no comparten el ideario independentista, y 2) la inexistencia de portavoces de aquellos segmentos de la sociedad catalana (demográficamente muy amplios) que por sí solos carecen de los recursos para conformar la agenda pública y/o política (grupos con niveles de renta media-baja y baja), y que muy mayoritariamente no abrazan la causa nacionalista.

Así, en los últimos tiempos hemos asistido a la consolidación de un marco discursivo con vocación hegemónica y proyectado como socialmente mayoritario por los partidos nacionalistas, el actual gobierno de la Generalitat y los medios de comunicación afines a dicho proyecto. Según este discurso, el “pueblo” catalán hablaría con voz homogénea y clamaría por el avance hacia la independencia (situación en la que desarrollaría toda su potencialidad como nación, hasta la fecha limitada por su integración en el Estado español). La conformación de dicho discurso por parte de las élites políticas, culturales e intelectuales de filiación nacionalista habría creado las condiciones para el surgimiento de una “espiral de silencio” (concepto acuñado por Elisabeth Noelle-Neumann en sus trabajo sobre opinión pública), proceso de auto-supresión de narrativas alternativas como producto del temor de individuos y grupos sociales disidentes a los costes potencialmente asociados a la oposición a la norma social y política percibida como dominante. De este modo, unas minorías nacionalistas muy motivadas y movilizadas políticamente, proyectadas por partidos políticos y medios de comunicación como la expresión de la “voluntad del pueblo catalán”, y apoyadas por estudios demoscópicos que anuncian un vuelco radical en la opinión pública catalana a favor del “derecho a decidir” (y en buen número de ocasiones directamente de la independencia), pasan a ser conceptualizadas como la representación de la voluntad mayoritaria. Ante esta contundente expresión colectiva cualquier cuestionamiento constituye un “obstruccionismo” que llevaría a cuestionar la propia catalanidad del enunciante.

El segundo argumento que creemos explica la falta de articulación de un discurso que contrarreste de modo explícito al ideario independentista es el de la tradicional falta de visibilidad de las opiniones de los segmentos más desfavorecidos de la sociedad, y su escaso impacto en la conformación de la agenda política. En los párrafos siguientes revisamos algunos datos que muestran el elevado grado de disociación entre las opiniones de amplios segmentos de la sociedad catalana y el discurso nacionalista supuestamente mayoritario que ha conformado el debate político catalán en los últimos tiempos.

Las evidencias generadas por el análisis demoscópico riguroso muestran que desde el comienzo de la transición, y hasta 2009 aproximadamente, las actitudes hacia la cuestión nacional en Cataluña habrían variado relativamente poco , lo que en buena medida pondría en cuestión el argumento acerca de la relación entre las políticas educativas aplicadas por los sucesivos gobiernos nacionalistas y la evolución de los sentimientos identitarios (de existir alguna relación entre ambos procesos, ésta no sería lineal, sino en todo caso escalonada y mediada por la aparición de eventos específicos que incrementarían el umbral de apoyo a la causa nacionalista). Parece, por tanto, no sólo ilegítimo sino también ineficaz “españolizar” a los niños catalanes en las escuelas, como creen algunos, porque la catalanización tampoco tuvo gran éxito en primer lugar .

El incremento vertiginoso de las actitudes nacionalistas se produce de hecho desde 2010, momento a partir del cual la proporción de catalanes que se declaran sólo catalanes pasa del 14% al 22% (había oscilado entre el 7% y el 16% a lo largo del período democrático), y los que se muestran favorables a un Estado que reconociese a las autonomías la posibilidad de convertirse en un Estado independiente al 37% (habiéndose incrementado desde el 24%, según la estimación del segundo barómetro autonómico del CIS 2010). Dicho incremento parece por tanto fundamentalmente vinculado al tensionamiento del debate territorial que se produce alrededor de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut impulsado por el gobierno del tripartito, y a la intensificación de las repercusiones de la crisis económica, que en Cataluña cobran una dimensión específica y diferente al resto del Estado al ser interpretadas a través del prisma de los argumentos acerca de los desequilibrios en las balanzas fiscales y del mantra nacionalista “Espanya ens roba”.

¿Han abrazado los catalanes masivamente la causa independentista a partir de estos acontecimientos? Esto afirman las narrativas consolidadas acerca de las causas, desarrollo y consecuencias de la masiva manifestación del 11 de setiembre de 2012. Tanto los reportajes emitidos por la televisión autonómica catalana acerca de dicha manifestación desde el momento mismo en que se desarrollaba, como las opiniones de buen número de académicos e intelectuales catalanes (organizados en lobbies y colectivos generadores de opinión y evidencias más o menos rigurosas) que a diario ofrecen diagnósticos y prognosis en la prensa catalana y en los numerosos blogs de comentario político que han aflorado en los últimos años, apuntan a la emergencia de una corriente mayoritaria en la sociedad catalana a favor de la independencia. Muchos de estos analistas basan sus análisis en los datos del Centre d’ Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat, pasando por alto los fiascos en los pronósticos electorales realizados por este organismo, así como los graves problemas muestrales de los estudios planteados por el CEO sobre este tema, que ponen seriamente en cuestión la fiabilidad de sus estimaciones.

Dicho discurso celebra la masiva movilización de la sociedad catalana y sostiene, sin ningún atisbo de cautela, que 1,5 millones de catalanes salieron a la calle para reivindicar el “derecho a decidir”, congratulándose de que la manifestación congregara a catalanes de todas las condiciones y orígenes sociales. Así, un argumento que se maneja con frecuencia es el de que los “otros catalanes” (celebre etiqueta de Paco Candel para referirse a la inmigración llegada a Cataluña) se han sumado a la causa nacionalista, hastiados de ver cómo España (o “Madrid”) se cierra en banda a las reivindicaciones de Cataluña, y confiados en que su bienestar personal puede mejorar en un Estado independiente. En palabras de Josep Ramoneda, paradigmático representante de la progresía catalana que ha optado por converger con el discurso dominante: “en la manifestación del 11-S se escuchaba hablar mucho en castellano, cosa que no se ha dicho demasiado, pero me pareció muy significativa” ( Hola Europa, TV3).

Resulta imposible saber con certeza cuántas personas salieron a la calle el 11 de septiembre, y curiosamente los barómetros que publica el CEO han evitado preguntar sobre esta cuestión (si hubiera salido 1,5 millones, la quinta parte de la población catalana, nada mejor que certificarlo en una encuesta, que además habría permitido un análisis riguroso de los perfiles y motivaciones de los asistentes). En las presentes circunstancias la mítica cifra de los 1,5 millones de manifestantes sigue incólume y ha pasado a formar parte de un discurso mixtificador, sin que nadie tenga un instrumento verdaderamente fiable para refutarla (ni lógicamente para validarla).

La idea de que el pueblo catalán avanza unido hacia Ítaca casa mal con las evidencias demoscópicas del reciente barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (Estudio 2.956, 2013). No son necesarios análisis estadísticos particularmente complejos para evidenciar las grandes fracturas socio-económicas y etno-lingüísticas que atraviesan a la sociedad catalana en relación a los aspectos identitarios. La población catalana de extracción más humilde muestra menos interés por la cuestión nacional que las clases más adineradas. Mientras el 24% de las personas que viven en hogares con ingresos inferiores a 1.200 euros declaran que el debate sobre la forma de Estado es muy importante, lo piensan así el 51% de los que ingresan más de 2.400 euros. El 11% de los entrevistados en hogares humildes considera alguno de los aspectos relacionados con la organización del Estado (independencia y autogobierno; relaciones con España y el Gobierno central; financiación, pacto fiscal, autonomía fiscal; percepción del reparto fiscal discriminatorio hacia Cataluña), uno de los tres principales problemas de Cataluña. En cambio, lo incluye en esta terna un 31% de las personas en hogares adinerados. Cuando son compelidos a decantarse por una preferencia en relación a la organización territorial, la clase obrera apuesta mayoritariamente por el statu quo. Construir un Estado independiente es un proyecto de las clases altas y medias altas, al que se han sumado un volumen considerable (pero no mayoritario) de clases medias. Pero la inmensa mayoría de las clases media-baja y obrera da la espalda a los argumentos independentistas a pesar de la ilusión colectiva que aspiran a insuflar en la población las élites políticas y los medios de comunicación catalanes.
La clase obrera, que constituye el 47% de la población, sigue mostrándose mayoritariamente vinculada al Estado español. El 65% de los obreros se consideran incluso muy o bastante orgullosos de ser españoles (frente al 33% de los miembros de la clase alta/media alta). El porcentaje de obreros (cualificados o no cualificados) para los que España es un Estado ajeno roza el 10%, menos que la mitad las personas de la clase alta/media alta para los que España significa lo mismo.Evidentemente a todo ello no es ajeno el hecho de que buena parte de la clase obrera esté constituida por personas con raíces en otras zonas de España. El 66% de la clase obrera tiene como lengua materna el castellano, y entre ellos el apoyo a la independencia es muy bajo (también es bajo en la clase alta/media alta cuya lengua materna es el castellano). Pero incluso entre la clase obrera que tiene el catalán como lengua materna el apoyo a la opción independentista es significativamente más bajo que entre la clase alta/media alta con esa lengua. Estos datos muestran la imagen de un proyecto nacionalista respaldado mayoritariamente por los sectores más acomodados de la sociedad catalana, al tiempo que la voz disonante de las clases más humildes, cuya lengua materna es con frecuencia el castellano, apenas tiene impacto en la agenda pública y política catalanas. Su proclividad a la abstención además asegura su infra-representación política en el Parlament (e incluso en una hipotética consulta sobre la relación de Cataluña con el resto de España). Como han puesto de manifiesto brillantemente en dos best-sellers académicos los politólogos Larry Bartels ( Unequal Democracies) y Martin Gilens ( Affluence and Influence), las clases desfavorecidas encuentran muchas dificultades para que sus preferencias sean tomadas en consideración por partidos políticos y gobiernos. El sistema político termina claramente sesgado porque las clases pudientes logran, de diversas maneras, que sus preferencias prevalezcan frente a las de sectores más desfavorecidos, por muy nutridos que sean éstos últimos.

Un ejemplo diáfano de estos procesos en el caso catalán son las maniobras políticas del PSC para granjearse respetabilidad en un clima de opinión política y mediática dominante donde las desviaciones (e incluso los matices y las ambigüedades) se fustigan duramente. En este contexto de espiral de silencio, el PSC prioriza su acomodación a las únicas aspiraciones que se consideran legítimas frente a la representación de su base electoral tradicionalmente más numerosa. El coqueteo de las élites del PSC con demandas maximalistas de CIU y ERC casa mal con las aspiraciones de las clases más humildes, que se sienten muy mayoritariamente españolas y aspiran a la continuidad del Estado. Si atendemos al recuerdo de voto en las elecciones autonómicas, en 2003, antes de que el Tripartit hubiera abierto el melón estatutario, el 34% de los obreros votaron al PSC (CIS, Estudio 2610). Siete años después, en 2010, año de salida del PSC del gobierno autonómico, mantenía escasamente el 19% del voto de la clase obrera (CIS, Estudio 2956). Es bastante probable que en las últimas elecciones de noviembre del año pasado el apoyo al PSC en este segmento del electorado se haya resentido todavía más (no está todavía disponible el estudio postelectoral del CIS, pero diversos indicios apuntan en esa dirección). El PSC asiste impertérrito a la pérdida de apoyo de sus bases electorales de extracción más humilde, empujado por las presiones difusas pero indudablemente poderosas de la espiral del silencio ¿Hasta donde? ¿Hasta Ítaca?
http://www.eldiario.es/agendapublica/bl ... 96594.html
Anthony
Agente de Campo
Agente de Campo
Mensajes: 122
Registrado: 14 Ene 2012 17:40

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Anthony »

Independentismo catalán y representación
En su reciente artículo, Destino Ítaca: ¿Estamos ya todos a bordo?, Pau Marí-Klose y Francisco Javier Moreno desarrollan una interpretación lúcida y provocativa sobre las dinámicas políticas en la Cataluña contemporánea. Puede parecer que en Cataluña hay muy amplio consenso en pro de un siempre mayor autogobierno o, incluso, ahora, la secesión. S in embargo, según exponen, las apariencias engañan. Esta impresión obedece al silenciamiento de los partidarios de la unidad, en su mayoría castellano-parlantes de rentas bajas, por unas instituciones de representación deficientes. Este silenciamiento, en el que participa una parte sustancial de los representantes políticos, periodistas e intelectuales, se explica por varios factores, entre los que destaca el fenómeno de la “espiral de silencio”, en el que interviene el temor a las sanciones sociales de la que aparenta ser una mayoría apabullante contra aquellos que discrepen con ella.

Suscribiendo este relato en su práctica totalidad, queremos desarrollar o, en su caso, agregar tres elementos cruciales para la comprensión del proceso en curso. El primero es la intensidad de las preferencias – un tema que presenta problemas importantes para la teoría democrática, aunque en cierto sentido es relativamente simple. Supongamos que cerca de una cuarta parte del público catalán desee la independencia con fervor; que una décima parte se oponga resueltamente a cualquier aumento adicional del autogobierno; y que la amplia mayoría restante no tenga una opinión formada al respecto. Pongamos por caso, además, que la cuarta parte independentista esté mucho más interesada por el asunto que el resto. ¿No cabe esperar que la minoría con preferencias independentistas intensas se salga con la suya? Tener en cuenta no sólo el peso demográfico sino también la intensidad de preferencias – y los recursos de cada cual – tiene utilidad para entender las ventajas y desventajas, en términos de movilización, de los grupos rivales que buscan sentar consensos hegemónicos en pos de sus respectivos proyectos políticos.

Esto suscita la cuestión más amplia de por qué algunas preferencias devienen más intensas que otras, así como la cuestión, aún más general, de cómo se forman las preferencias. Una de las actividades básicas de los partidos políticos es precisamente ésta: los partidos no se limitan a responder a preferencias dadas (exógenamente) del electorado, sino que son activos en su fragua.

Pues bien, salvo raras excepciones, los partidos son organizaciones jerárquicas. Con esta estructura, la dirección de un partido puede ser capturada por sectores específicos de la población (habitualmente acomodados) con intereses particulares, las cuales no necesariamente reflejan las de los afiliados de base, y menos si cabe las de sus votantes. Quienes controlan el “aparato” pueden tener una influencia muy considerable en trazar los límites de la opinión pública “aceptable”. En otras palabras, pueden desempeñar un papel activo y autónomo en la forja de una hegemonía ideológica.

En este sentido, resulta especialmente llamativo que, en los principales partidos de Cataluña, sus diputados autonómicos expresan ser sustancialmente más nacionalistas que sus representantes municipales y éstos, a su vez, marcadamente más nacionalistas que los votantes del partido. Como se observa en la siguiente Tabla, donde se mide el nacionalismo catalán en términos de identidades relativas catalán-español, quienes controlan el “aparato” en CiU (Convergencia i Unió) y en el PSC (Partit Socialista de Catalunya) tienden a ser mucho más nacionalistas que sus bases (véase la Tabla 1).

Es más, como demuestra la Tabla 2, en la última década el nacionalismo de los parlamentarios autonómicos ha seguido en aumento, siempre por delante del de la ciudadanía.

Ahora bien, los dirigentes de los partidos aspiran a ganar elecciones o, cuando menos, a obtener suficiente apoyo electoral (y restárselo a sus rivales) para lograr participar en gobiernos de coalición. Lo cual les lleva a tener en cuenta, en alguna medida, las preferencias existentes entre el electorado en vísperas de los comicios.

Esto nos lleva a un segundo factor del proceso en marcha: el fenómeno de los “paquetes” de políticas. Son múltiples los asuntos o dimensiones entorno a los cuales los partidos pueden competir. Por lo general, estas organizaciones no ofrecen una propuesta sobre un único asunto sino, más bien, “paquetes” con una combinación determinada de políticas relativas a múltiples asuntos. Por ello, incluso si un partido es receptivo hacia los deseos de un electorado específico sobre ciertos temas, puede seguir cerrándose respecto a sus preferencias sobre otras cuestiones. Después de todo, el votante sólo tiene un voto con el cual castigar o premiar, de una sola vez, a los políticos por sus decisiones, resultados y posturas en múltiples asuntos.

Una gran parte de catalanes cuya primera lengua es el castellano parece ambigua respecto a asuntos tocantes a la “cuestión nacional” y se ve mucho más preocupada por “las lentejas” – asuntos perentorios relativos a políticas de bienestar y redistribución de la riqueza. En contraste, un número importante de ciudadanos cuya primera lengua es el catalán se interesa, y mucho, por temas relativos a “la nación”. Como consecuencia, mientras en el primer grupo es mucho más probable que intenten pasar cuentas a los partidos por sus políticas laborales, educativas, sanitarias, de pensiones, vivienda, etc., el segundo grupo es más propenso a evaluar las posturas de sus representantes sobre la cuestión nacional.

Sin duda, esta situación contribuye a favorecer a la minoría que expresa sus intereses en términos “nacionales”. Una “minoría abrumadora” que, además de jugar con ventaja por ocupar puestos clave en el sistema económico, en el político, el educativo, y el de medios de comunicación, ha disfrutado de un acceso aventajado al empleo público y privado, e incluso ha recibido subvenciones para sus asociaciones “civiles”, durante tres décadas.

Asimismo, las trabas para una representación demográficamente proporcional se agravan por la abundante evidencia de que una clara mayoría de catalanes castellano-parlantes considera que las elecciones autonómicas sólo tienen importancia secundaria y, por consiguiente, es mucho más probable que no vote o bien lo haga en clave de la situación del conjunto de España. Esta aparente indiferencia de muchos castellano-parlantes amplía el margen de maniobra de los partidos que aspiran a representarles regionalmente respecto a sus posturas sobre la cuestión nacional.

Y así llegamos a la tercera, pero no menos importante, pieza clave del rompecabezas: la crisis actual ha dado al movimiento nacionalista una oportunidad para cosechar los frutos de tres décadas de políticas de nation-building (construcción de la nación) centradas en el sistema educativo y los medios de comunicación. Estas políticas públicas han conducido a la asimilación al imaginario nacionalista de una proporción en absoluto pequeña de la gente cuya primera lengua es el castellano, especialmente entre aquellos con aspiraciones de ascenso social. Al mismo tiempo, y con mayor relevancia, estas políticas han contribuido a una fuerte intensificación de los sentimientos nacionalistas entre los catalano-parlantes.

Marí-Klose y Moreno quitan hierro al impacto de las políticas de “construcción de la nación” sobre el aumento del independentismo, sugiriendo que “de existir alguna relación entre ambos procesos, ésta no sería lineal, sino en todo caso escalonada y mediada por la aparición de eventos específicos que incrementarían el umbral de apoyo a la causa nacionalista.” Es completamente cierto que se ha producido un máximo histórico en el respaldo a la causa nacionalista desde el inicio de la presente crisis, sobre todo entre la población con origen autóctono, una parte de la cual ha sido sensible a la movilización en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional – aunque hay que recordar que ésta obedeció a que los dirigentes nacionalistas rompieron el pacto de 1978, cuando la inmensa mayoría de la gente no aspiraba a más autogobierno. Sin embargo, existe evidencia clara de una tendencia sostenida, a largo plazo, en el mismo sentido, con especial importancia entre los ciudadanos con padres autóctonos y socializados en el contexto institucional de las tres últimas décadas, identificados en la siguiente Gráfica como “segunda generación” (2ªG).

En su análisis de la hegemonía ideológica, Antonio Gramsci distinguió entre guerra de posiciones y guerra de maniobra. El consenso político a favor de políticas de construcción nacional centradas en el sistema educativo y el sistema de medios de comunicación debe interpretarse como una guerra de posiciones en la que el movimiento nacionalista ha luchado para forjar su hegemonía. Con la crisis ha llegado la tan largamente ansiada oportunidad de pasar a la guerra de maniobra. ¡Ítaca, ya llegamos!

http://www.eldiario.es/agendapublica/re ... 35481.html
Anthony
Agente de Campo
Agente de Campo
Mensajes: 122
Registrado: 14 Ene 2012 17:40

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Anthony »

La Razón, 22/1/2012

http://www.larazon.es/detalle_hemerotec ... dvs9axhCCg
El actual jefe de la brigada provincial de Información de Cataluña, Agustín Castro, será nombrado en las próximas horas nuevo jefe superior de la Policía Nacional en Cataluña, según ha podido saber LA RAZÓN de fuentes policiales. Castro sustituirá a Narciso Ortega Oliva, que ha ocupado el cargo desde el año 2008, cuando lo juró ante el entonces delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel.
Guardia Civil, 1/2/2012

https://www.guardiacivil.es/ga/instituc ... _2012.html
El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha presidido hoy el acto de toma de posesión del nuevo General de Brigada Jefe de la Zona de la Guardia Civil de Cataluña, Ángel Gozalo Martín, que ha tenido lugar en el acuartelamiento de San Andreu de la Barca (Barcelona). El Ministro ha estado acompañado por el Director General de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa.

El nuevo General de Brigada ha ocupado como destinos más relevantes la Jefatura de Policía Judicial de la Guardia Civil y la Jefatura de la Comandancia de Barcelona.
Avatar de Usuario
pcaspeq
Jefe de Operaciones
Jefe de Operaciones
Mensajes: 998
Registrado: 20 May 2009 23:50

Re: Independentismo catalán

Mensaje por pcaspeq »

El que conozca el "area" sabra que el ambiente esta muy polarizado:

35-40 % a favor total de la independencia

40-45 % a favor de mas independencia pero dentro de España

5-10 % Españolistas

Ademas tambien estan muy polarizadas las zonas, no es lo mismo la comarca de Osona que Badalona
Zigor
Jefe de Operaciones
Jefe de Operaciones
Mensajes: 4862
Registrado: 07 Ago 2007 15:51
Ubicación: Más allá de donde la vista se pierde sobre el horizonte

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Zigor »

En ese marco la salida del PSOE-PSC es la de darle forma concreta a un modelo federal que supere la España de las autonomías.
".............Jakitea irabazteko............."
JO TA KE, SUGEA ZAPALDU ARTE !!!
Avatar de Usuario
Alí Bei
Jefe de Operaciones
Jefe de Operaciones
Mensajes: 1220
Registrado: 20 Ago 2008 23:04

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Alí Bei »

¡Ojo!
Au­men­tan los re­ser­vis­tas ca­ta­la­nes en el Ejér­ci­to por el so­be­ra­nis­mo
El cli­ma in­de­pen­den­tis­ta en Ca­ta­lu­ña ha pro­pi­cia­do, co­mo reac­ción, un au­men­to del nú­me­ro de ci­vi­les ca­ta­la­nes que se apun­tan a la re­ser­va vo­lun­ta­ria del Ejér­ci­to es­pa­ñol. «En los úl­ti­mos tiem­pos, en Ca­ta­lu­ña hay un cla­ro au­men­to de la re­ser­va», ase­gu­ra a ABC el pre­si­den­te y fun­da­dor de la Aso­cia­ción de Re­ser­vis­tas Vo­lun­ta­rios de Ca­ta­lu­ña (Are­voc), el abo­ga­do (y te­nien­te re­ser­vis­ta del Ejér­ci­to de Tie­rra) Jo­sé Ma­ría Fus­ter-Fa­bra. Se­gún ex­pli­ca, ac­tual­men­te hay unos 600 re­ser­vis­tas vo­lun­ta­rios ca­ta­la­nes, aun­que no pue­de ci­frar el in­cre­men­to de­tec­ta­do en los úl­ti­mos tiem­pos.

Es­tos re­ser­vis­tas vo­lun­ta­rios con­cu­rren a las pla­zas que ofer­ta el Mi­nis­te­rio de De­fen­sa, pa­san dos pe­río­dos de for­ma­ción mi­li­tar an­tes de ad­qui­rir es­ta con­si­de­ra­ción, y se so­me­ten ca­da año a pe­río­dos de for­ma­ción con­ti­nua­da —«ac­ti­va­ción»— pa­ra man­te­ner y/o me­jo­rar su cua­li­fi­ca­ción. Rea­li­zan ta­reas de apo­yo acor­des con su for­ma­ción ci­vil —mé­di­co, le­tra­do, etc.— , aun­que en ca­so de con­flic­to bé­li­co , po­drían ser mo­vi­li­za­dos pa­ra in­te­grar uni­da­des de com­ba­te.

Ade­más, tam­bién exis­te la fi­gu­ra del re­ser­vis­ta vo­lun­ta­rio ho­no­rí­fi­co, que nun­ca es «ac­ti­va­do», aun­que co­mo re­qui­si­to pre­vio de­be ha­ber rea­li­za­do el ex­tin­to ser­vi­cio mi­li­tar obli­ga­to­rio. Otro ti­po de re­ser­vis­ta es el de es­pe­cial dis­po­ni­bil­dad, al que ac­ce­de per­so­nal de ca­rre­ra mi­li­tar. En Ca­ta­lu­ña, se­gún Fus­ter-Fa­bra, hay unos 4.000 re­ser­vis­tas, en­tre vo­lun­ta­rios, ho­no­rí­fi­cos y de es­pe­cial dis­po­ni­bi­li­dad. Y ca­da se pre­sen­tan más a las con­vo­ca­to­rias, se­ña­la. Se­gún ha po­di­do sa­ber ABC, en­tre los re­ser­vis­tas vo­lun­ta­rios ca­ta­la­nes hay un im­por­tan­te nú­me­ro de agen­tes del cuer­po de los Mos­sos de Es­qua­dra, pe­se que a la Ge­ne­ra­li­tat as­pi­re a con­ver­tir­les en la po­li­cía de un fu­tu­ro es­ta­do ca­ta­lán...

Pre­gun­ta­do por si el cli­ma in­de­pen­den­tis­ta ha cau­sa­do es­te ma­yor in­te­rés por in­gre­sar en la re­ser­va, el pre­si­den­te de la Are­voc, se­ña­la: « En la Aso­cia­ción te­ne­mos prohi­bi­do ha­blar de po­lí­ti­ca, pe­ro le pue­do de­cir que es cier­to que el sen­ti­mien­to de leal­tad a Es­pa­ña, la Co­ro­na y la Cons­ti­tu­ción es al­go que úl­ti­ma­men­te se ha re­afir­ma­do con más fuer­za» .

Pre­ci­sa­men­te, Are­voc emi­tió ayer un co­mu­ni­ca­do en el que ha­ce un lla­ma­mien­to a los ca­ta­la­nes que «sien­tan su­yos los va­lo­res de las Fuer­zas Ar­ma­das, en­tre ellos la leal­tad a la de­mo­cra­cia, a la Cons­ti­tu­ción y al Rey», a in­cor­po­rar­se a la re­ser­va an­te la pre­vis­ta nue­va con­vo­ca­to­ria de pla­zas.
En el diario ABC (02-05-2013)
"En la era de la información todo el mundo sabe qué es lo que está pasando, pero muy pocos entienden lo que significa." (Sanz Roldán, en una de sus conferencias)
Avatar de Usuario
pcaspeq
Jefe de Operaciones
Jefe de Operaciones
Mensajes: 998
Registrado: 20 May 2009 23:50

Re: Independentismo catalán

Mensaje por pcaspeq »

¿ojo? ¿aumentan?

Pero si yo diria que eso de la RV esta bastante muerto, es ams no creo que salgan mas de 100 plazas al año
Avatar de Usuario
Alí Bei
Jefe de Operaciones
Jefe de Operaciones
Mensajes: 1220
Registrado: 20 Ago 2008 23:04

Re: Independentismo catalán

Mensaje por Alí Bei »

¿DONDE ESTÁ LLANOS DE LUNA? :?:


¡QUIERO QUE ME NOMBREN DELEGADO DEL GOBIERNO EN CATALUÑA! :!:


:mrgreen:
"En la era de la información todo el mundo sabe qué es lo que está pasando, pero muy pocos entienden lo que significa." (Sanz Roldán, en una de sus conferencias)
Responder

Volver a “Riesgos y Amenazas”