Situación religiosa en Irán
El siguiente estudio nace con la intención de aclarar un poco el panorama religioso que está presente en la República Islámica de Irán, como país confesional que es y en el que por consiguiente la religión mayoritaria es a la vez la oficial, la relación entre las distintas religiones cobra un valor que no está presente en las sociedades occidentales, estas relaciones marcan en cierto modo la política del país y son el motivo de algunos de los problemas más importantes de su sociedad. Es más, estas relaciones han sido uno de los focos de atención de la comunidad internacional en los últimos años, y uno de los puntos más críticos y criticados, amén claro está, de su política nuclear.
Para conseguir entender perfectamente las diferentes facciones religiosas de Irán es condición indispensable hacer un pequeño resumen de sus variantes étnicas, en su territorio podemos encontrar persas (51%), azeríes (24%), gilaníes y mazandaraníes (8%), kurdos (7%), árabes (3%), baluches (2%), luríes (2%), turkmenos (2%) y otras pequeñas agrupaciones étnicas (1%). Casi dos tercios de la población hablan alguna lengua indoirania, aunque la única oficial es el persa, escrito en un alfabeto árabe modificado. Estos datos son aplicables sobre una población de 65.397.521 habitantes.
Religiosamente hablando la inmensa mayoría es de religión islámica, como sabemos religión oficial del estado, el 89% chiítas, el 9% sunnitas, el restante 2% se reparte entre la Fe Bahá'í, el Zoroastrismo, el Judaísmo y el Cristianismo.
Sobrepasa la intención del presente estudio pormenorizar en todas ellas, me detendré sin embargo, en aquellas que sean desconocidas para el gran público como única vía para comprender perfectamente el problema que subyace en las relaciones de dichas religiones con el aparato estatal iraní.
Podemos dividir la sociedad religiosa iraní en dos grandes grupos, por un lado están los que profesan la fe islámica y por el otro todos los demás, siendo esta diferenciación algo más que una licencia literaria, de esta forma nos encontramos con dos problemas bien distintos y definidos; el primero de ellos es la fricción constante entre chiítas y sunnitas, el segundo y no menos importante la convivencia de éstos con los demás grupos minoritarios.
Diferencias dentro de la Fe, sunnitas frente a chiítas
Sunnitas y chiítas son las dos principales vertientes dentro del Islam, los sunnitas son la gran mayoría representando a un 90% del total, pero los chiítas aun siendo sólo el 10% son mayoritarios en Irán, Azerbaiyán, Irak, Bahrein y el sur del Líbano. En Irán, país que nos ocupa, son aproximadamente el 90% de la población y controlan los aparatos de poder, hagamos una pequeña reseña histórica de las causas de la división.
A la muerte de Mahoma en el año 632 no se había establecido una línea sucesoria, se tuvo que recurrir a un sistema tradicional de elección entre notables. Alí, primo y yerno del profeta Mahoma, se opuso a la sucesión sostenida por la aristocracia mercantil de La Meca, después de enfrentamientos se llegó a una negociación, pero en el 661 murió asesinado por sus enemigos. Los opositores a la línea oficial de los omeyas (seguidores de Alí) se posicionaron en las filas del Chiísmo, sus enemigos posteriormente serían conocidos como sunnitas. De esta forma tan mundana, una mera disputa sucesoria, se estableció una división entre islámicos que perdura hasta nuestros días.
Tienen diferencias importantes tanto de fondo como de forma pero hay que tener en cuentas que sus diferencias son menores que por ejemplo las existentes entre católicos y protestantes, de hecho, no es raro que en una misma mezquita recen a la vez miembros de ambas tendencias. Los sunnitas siguen las enseñanzas de Mahoma y lo escrito en El Corán al pie de la letra, entienden que no caben interpretaciones porque el mensaje es literal, tienen contenidas en El Hadiz las palabras y actos del profeta constituyendo el principal pilar de la doctrina Sunní, que es que Mahoma como profeta supremo y ser de máxima perfección es el ejemplo a seguir, por el contrario, los chiítas entienden que parte del mensaje es literal pero que también hay un mensaje oculto, que necesita de interpretaciones no literales para ser comprendido, de ahí la importancia de los imanes en la corriente chiíta ya que hacen falta interpretadores. Si bien en el Islam no hay un sacerdocio establecido los imanes ejercen entre los chiítas una suerte de autoridad, ésta emana de su saber y conocimiento y no de un poder otorgado por Dios, aun así, su palabra adquiere carácter de infalibilidad y sus opiniones y consejos tienen una validez fuera de toda duda.
Con estas diferencias de base no es extraño que hayan aparecido diferentes fenómenos en una y otra tendencia, como muestra podemos señalar que el Sufismo es exclusivo del Chiísmo y el Wahhabismo del Sunnismo. El Sufismo es una corriente esotérica islámica, algo así como el misticismo cristiano o la cabala judía, las interpretaciones rígidas sunnitas lo rechazan ya que no permiten el extravío personal trascendente, sin embargo han sido estas mismas interpretaciones literales sunnitas las que han propiciado el Wahhabismo, que es una visión extrema del Islam que surge a raíz de la creencia de que se estaba empezando a ser excesivamente laxo en cuanto a religiosidad, como uno de los principales lideres wahhabista-sunnita mundial tenemos al tristemente famoso Ben Laden y a su organización terrorista Al-Queda. Choca la tendencia menos inflexible chiíta con la aparatosidad de sus ritos y las muestras de fervor popular a que son dados, algo que podría llevar a equivoco a primera vista.
Con la llegada al poder en 1979 de los ayatollahs el chiísmo mundial ha tenido un foco de poder a nivel internacional, su influencia ha crecido exponencialmente desde entonces y por primera vez en un país tan importante como Irán se invertía la tendencia histórica, los chiítas dejaban de ser los marginados del Islam. Irán por su parte ha pasado a ser el contrapeso internacional a la sunnita Arabia Saudita, fiel seguidora de EEUU. El panorama actual no puede ser más enrevesado, EEUU ha acabado con el régimen de Saddam Hussein, sunnita, sí, pero en un país como Irak de mayoría chiíta (60% de la población)… Y ahora después de haber meneado un avispero donde cada uno de los dos bandos quiere para sí el poder se dirige contra Irán… Para lo que necesita el apoyo de ciertos países sunnitas como Jordania, Egipto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes… tocar todos estos temas sería complejo y se sale de la intención del presente estudio, habría que hablar además sobre grupos terroristas chiítas o sunnitas que operan en países de la corriente contraria o incluso de la misma, que son subvencionados a su vez por uno o varios países de cualquiera de las dos corrientes o incluso de las dos… Además es bien sabido que influyen en las decisiones de estos países muchas más cosas que las meramente religiosas, me centraré por ello en la situación meramente interna iraní.
Para ejemplarizar la situación de los sunnitas en Irán nos podemos fijar en su parlamento (Machles), el parlamento iraní a pesar de sus limitaciones legales tiene una intención claramente aglutinadora, se reservan 5 del total de las 290 plazas para las minorías religiosas, estas plazas dan un peso mayor del que realmente tienen a judíos, cristianos y zoroastristas, los cuales con sólo un 2% de la población tienen una representación digna, sin embargo la mayor minoría del país, es decir, los islamistas de tendencia sunnita, carecen de representación parlamentaria. Según el concepto chiíta de la religión con las restantes 285 parlamentarios se representa más que sobradamente a la religión de Mahoma, por lo menos a la verdadera, que por supuesto es la suya. Los activistas sunnitas afirman que, al igual que a otras minorías religiosas, se les niega por ley o en la práctica el acceso a cargos públicos tales como los de ministro, embajador, gobernador provincial, alcalde y otros por el estilo, también afirman que se destruyen las escuelas y mezquitas sunnitas y se detiene, ejecuta y asesina a los líderes sunnitas. Todas estas practicas son negadas por los lideres iraníes, que minimizan el número de sucesos de este tipo y los atribuyen a arrebatos violentos del pueblo, esta excusa no por cierta es menos vana, ya que si bien es cierto que los datos son exagerados por los sunnitas y que nunca emanaron de dictados gubernamentales, no lo es menos que están consentidos implícita o explícitamente por las autoridades de Irán.
Desde la ciudad santa de Qom, se ejerce un poder religioso sin fisuras en todo Irán por parte chiíta, de hecho, esta ciudad y los líderes religiosos que habitan en ella son la auténtica referencia en ideología chiíta a nivel mundial, los sunnitas carecen de centros así en el país y su organización a nivel religioso es menos compacta, en cualquier caso forman un grupo bastante unido que habita principalmente en las zonas fronterizas de la República Islámica del Irán y en Teherán donde hay casi 1 millón de sunnitas, en caso de conflicto militar de Irán no sería de extrañar que se instalara un terrorismo sunnita en el país, en parte nutrido por los seguidores de la Sunna autóctonos y en parte por otros venidos desde fuera, en ese sentido los asentamientos fronterizos que poseen podrían servirles de cabeza de puente. Sin embargo al contrario de lo ocurrido en la vecina Irak donde las cifras de ambos bandos están bastante más igualadas, en Irán la minoría sunnita no puede por motivos demográficos suponer una seria alternativa de poder, con sólo el 9% de la población a lo más que podrían optar sería a desestabilizar el régimen iraní en un intento de hacerse notar para un posterior reparto.
Según los dictados sunnitas un sunnita en ningún momento puede negar de sus raíces sunnitas, no ocurre así con el chiísmo, el cual tras pasar muchos siglos marginado admite que sus miembros para salvar la vida o mejorar su posición escondan sus creencias hasta el momento más oportuno, esta aparentemente pequeña diferenciación hace que de haber una minoría en un país islámico, las relaciones sean más correctas, por lo menos en apariencia, si esta minoría es la chiíta. El Sunnismo tiende a ser una minoría molesta.
Diferencias entre la Fe y las minorías
La situación de las diversas confesiones minoritarias que habitan Irán es bien distinta entre sí, desde la situación tensa y tirante, aunque al menos legal, en que se encuentran el Cristianismo, el Judaísmo y el Zoroastrismo, hasta la abierta hostilidad llegando incluso a la persecución abierta en que está la Fe Bahá'í. También debemos tener en cuenta que una apertura de hostilidades entre EEUU e Irán podría detonar la persecución a estas minorías, no sería difícil tacharles de “traidores”, las minorías siempre son las más damnificadas en caso de problemas. Así pues, trataremos a cada una de forma separada.
Fe Bahá'í
Según las leyes iraníes están permitidas cuatro religiones dentro del país: Cristianismo, Judaísmo, Zoroastrismo y por supuesto Islamismo, la denominada Fe Bahá'í está prohibida, sus interpretaciones libres del Corán y de la religión islámica son consideradas una herejía de la peor especie en el islamismo, especialmente entre la corriente chiíta que considera que ataca frontalmente su teología e incluso su concepción social. Veamos los porqués.
La Fe bahá'í fue fundada en 1844 por Siyyid `Alí-Muhammad, conocido como "El Bab", nacía dentro del Islán y proponía una teoría distinta a todas las demás y a la vez “conciliadora”, según el punto de vista bahá'í, cada una de las grandes religiones introducidas por los Mensajeros de Dios —como Moisés, Krishna, Buda, Zoroastro, Jesucristo, Mahoma y El Bab— constituyen etapas sucesivas en el desarrollo espiritual de la civilización, pasos que hay que seguir en el avance humano hacía la verdad revelada, verdad que como siguiente escalón tenía la Fe Bahá'í, así tendríamos que el Zoroastrismo, Judaísmo, Cristianismo, Islamismo y finalmente la Fe Bahá'í, forman una sucesión de mensajes divinos, partes de un todo.
Su carácter revolucionario era fuertemente atrayente, creció de forma exponencial en los primeros años de su desarrollo y desató casi inmediatamente persecuciones, “El Bab” se consideraba sólo un encargado de anunciar la llegada de "aquel al que Dios ha de manifestarse", éste resultó ser uno de sus primeros seguidores, Bahá’u’lláh. Tras la muerte por fusilamiento de “El Bab” y después de pasar varios años en la cárcel, Bahá’u’lláh creyó ser el elegido y confeccionó más de un centenar de textos que sus seguidores consideran inspirados por Dios y fuente de saber.
Podemos resumir sus principios en los siguientes puntos, algunos de ellos no son motivo de roce, así que entraré a valorar solamente aquellos que si lo sean:

La unicidad de Dios.

La base de todas las religiones es la misma. Gran punto de roce entre la Fe Bahá'í y el Islam, básicamente sería un punto de fricción con cualquier religión monoteísta, el problema radica en que si bien es rechazado por todas ellas (Judaísmo, Cristianismo e islamismo) el roce tiende a producirse más fuertemente con aquella que sigue sus dogmas más rígidamente y que además ha sido la última revelada y por ello fuente directa de la Fe Bahá'í, el Islam.

La unidad en diversidad de la humanidad.

La igualdad entre hombres y mujeres.

La eliminación de toda forma de prejuicio.

La paz mundial.

La armonía de la religión y la ciencia.
Puntos más que críticos y a la vez fuente de atractivo para sus seguidores, en un momento como el siglo XIX en que empezaban a surgir con fuerza los nacionalismos y diversas teorías racistas, el contrapunto que ejercía la Fe Bahá'í la promocionó, el concepto de una única raza mundial sin ningún tipo de diferenciación y el futuro de unión que prometía fue revolucionario… y motivo de persecución. Para religiones como el Judaísmo y el Cristianismo estas aseveraciones no pasaban de ser meras invenciones, quizás bienintencionadas pero en el fondo vacías e incluso pueriles, pero para una religión en ocasiones tan recta como el Islam iban un paso más allá, eran un ataque en toda regla a su conjunto de valores.

La necesidad de una educación obligatoria universal. La idea de la Fe bahá'í de introducir la ciencia y cultura occidental en las enseñanzas cursadas en los países islámicos provocó estupefacción en la comunidad chií iraní

La obediencia al gobierno.

La no participación en política.

Una solución espiritual a los problemas económicos.

La eliminación de la pobreza y riqueza extremas. Punto en que se une una concepción teológica del mundo con una económica, algo que en el siglo XIX con el ascenso del Comunismo tenía una importante fuerza atrayente.

Moderación en todo, incluso en la interpretación de sus creencias. Relativismo moral acentuado, punto de desunión palpable con las tres religiones monoteístas mayoritarias.

Bahá'u'lláh es la manifestación de Dios para nuestra época. El último profeta para el Islam era Mahoma, detrás de él no viene nadie, contravenir esta afirmación supone una de las mayores herejías dentro del Islam

Actual momento de oscuridad, pero futuro brillante.
En un país como Irán de mayoría chiíta, además, hay que sumar la afirmación de la Fe Bahá'í con respecto a la autoridad religiosa, la Fe Bahá'í mantiene que ya no hace falta un sacerdocio organizado debido a que la humanidad ha alcanzado la suficiente madurez, esto quebranta el poder de los imanes chiítas.
La persecución a los partidarios de la Fe Bahá'í se remonta al mismo momento de su nacimiento y a lo largo de la historia ha tomado forma incluso de guerra abierta, y es que los seguidores de Bahá'u'lláh también han respondido de forma violenta cuando la ocasión se lo ha permitido. En los tiempos modernos, podemos decir que con el cambio de gobierno de 1979 hubo un fuerte recrudecimiento de las hostilidades, fueron más o menos habituales durante los años ochenta los arrestos y los encarcelamientos de miembros bahá'ís, en ocasiones se ha llegado incluso al asesinato, las cifras más fiables son las que ha dado Amnistía Internacional que denuncia 202 asesinatos de bahá’ís desde el estallido de la Revolución Islámica, si bien es cierto que en muchos casos las muertes se produjeron más por turbas incontroladas (enfervorecidas por clérigos chiítas) que por resortes del propio gobierno, éste ha mantenido un silencio cómplice.
En la actualidad, un punto de inflexión fue la aparición en 1993 de un memorándum datado en 1991 (Memorándum Golpayganí), que fue redactado por el Consejo Supremo Revolucionario de la Cultura y firmado por el Ayatolá Jamenei, en él se establecían las reglas básicas de actuación frente a los bahá'ís con la intención de conseguir apartarlos de cualquier esfera de poder y reducirlos poco a poco a prácticamente el analfabetismo. La novedad que aporta este documento es el comienzo de una nueva forma de persecución, bastante más sibilina e inteligente, sin duda en la toma de esta decisión por parte de las autoridades iraníes pesaron las muchas condenas internacionales tanto desde organismos supraestatales como desde diversos gobiernos (entre ellos el español), por su parte Irán a defendido su persecución argumentando que los bahá’ís son unos herejes, enemigos del Estado y del Islam, partidarios del régimen Pahlaví y del gobierno del Sháh y espías contratados por los gobiernos imperialistas de Occidente, todas estas acusaciones parecen no tener una base muy firme, salvo en casos aislados.
La última muerte acaeció en 1998 (tras ser juzgado por un tribunal) y en la actualidad solamente se efectúan arrestos espaciados en el tiempo, los detenidos tras el pertinente juicio suelen salir en libertad con sanciones económicas o incluso con la libre absolución.
Judaísmo.
Si bien el judaísmo es una religión legal en Irán, la situación de la comunidad judía iraní es preocupante. Habitantes de Irán desde tiempos inmemoriales y conocidos antaño como los judíos de Persia, forman la comunidad judía más grande de todo oriente medio salvo la de Israel. Llegaron a la zona en el año 772 a.C. tal y como relata la Biblia siendo parte de las diez tribus. Su número actual varía según las fuentes pero parece estar próximo a 25.000, cifra aún respetable pero lejos de su máximo esplendor, las últimas grandes salidas de población se produjeron por dos motivos, el primero de ellos, el sionismo, se dejó sentir con fuerza hasta 1968 y atrajo hacia Israel a grandes cantidades de judíos, se estima que 70.000 abandonaron Irán por dicha doctrina, el segundo motivo y objeto del estudio que trato es la revolución islámica y ascensión al poder de Khomeini, este hecho provocó una salida sin precedentes de judíos, se estima por cálculos aproximados que cerca de 55.000 judíos, unos 30.000 a Estados Unidos, 20.000 a Israel y 5.000 a Europa abandonaron Irán desde 1979.
La situación de los judíos que habitan Irán está íntimamente relacionada con la relación que su país ha mantenido y mantiene con Israel. Antes del derrocamiento del Sha había una relación bastante fluida entre Irán e Israel, es cierto que esta relación no fue oficial y que Irán se opuso al surgimiento del Estado de Israel, pero después de la Guerra de los Seis Días (1967) se condujo por tuberías petróleo iraní con destino a los mercados europeos, e incluso en Irán funcionaban empresas de construcción israelíes. Sin embargo, las declaraciones públicas desde las más altas esferas del gobierno iraní contra Israel y el sionismo se han acentuado de manera exponencial desde el advenimiento del nuevo régimen, tanto es así que las relaciones se han deteriorado ostensiblemente, declaraciones de Khomeini apoyando a Hezbollah y exhortando a la conquista que Jerusalén así como negaciones del holocausto han avivado una llama que en estos momentos parece absolutamente inextinguible.
Ante este panorama tan cambiante los judíos iraníes se han movido alternativamente, unas veces, las más, callaban e intentaban pasar desapercibidos, otras, apoyaban con sus declaraciones bien a sus correligionarios israelíes bien a sus compatriotas iraníes, siempre que han hecho alguna de estas dos cosas han sido criticados fuertemente desde la parte damnificada. Sin duda estas declaraciones son fiel reflejo de su situación, un complejo juego de balanzas, por un lado su nacionalidad iraní incuestionable y milenaria, por otro su religión, fuertemente ligada a sus vidas y que les empuja a sentir empatía hacia Israel. Como ejemplos podemos mencionar la carta de Aarón Ishaiyei, presidente de la comunidad judía iraní, en la que reprochaba al Presidente de Irán, Mahmud Ahmedinajad, su negación de la Shoah, en sentido contrario tenemos las declaraciones de la comunidad con respecto a la necesidad de la creación de un Estado palestino.
En Irán hay sinagogas abiertas, sólo en Teherán hay una veintena, pero en ellas se intenta pasar todo lo desapercibido que se puede, no hay inscripciones en la puerta ni ningún tipo de indicación, también hay escuelas judías, pero en ellas está prohibida la enseñanza en hebreo, siendo necesario traducir los textos al persa y perdiendo así parte de la esencia que tienen, amen de que todos los directores y el cuerpo docente son musulmanes, además tienen vetado el acceso a la oficialidad del ejército y no pueden ocupar cargos públicos, esto es especialmente duro en tanto en cuanto oficiales judíos formaron parte del ejército del Sha siendo su labor brillante, a nivel de calle el odio antisemita se deja ver en la edición y gran número de ventas que tiene cualquier panfleto antijudío.
Pero también hay cosas que denotan respeto por parte de los musulmanes hacia la comunidad judía, sus organizaciones tienen hospitales algunos de buen nivel y ocupan una situación económica superior a la media, ejercen en su mayoría profesiones liberales, jamás han profanado sus tumbas y no se han datado actos de ataque a sus lugares de culto. Podemos señalar como uno de los principales datos de normalidad que los matrimonios mixtos cada vez son más habituales, siempre, claro está, que la parte judía abandone sus creencias.
En resumen, la relación es tirante sin llegar a ser violenta y aunque se detecta un peligroso viraje hacia posiciones intransigentes aún no hay motivos para alarma máxima, si bien la comunidad internacional debería no perder de vista los actos del Gobierno de Irán.