
AFP Una miliciana con su fusil automático, durante el desfile del aniversario del golpe de 2002, este martes en la avenida Bolívar de Caracas
Jueves , 15-04-10
LUDMILA VINOGRADOFF
CORRESPONSAL CARACAS.
Debió sentirse en la gloria con el saludo militar, la mano en la frente, montado en un jeep y pasando revista a 38.500 milicianos armados con fusiles. El comandante en jefe de Venezuela, Hugo Chávez, cumplió el sueño de su vida este martes en la céntrica avenida Bolívar para celebrar el octavo aniversario de su regreso al poder, cuando fue derrocado durante 48 horas en la intentona del 11 de abril de 2002.
Y para que nadie crea que un segundo golpe de Estado en su contra pueda ser tan fácil, Chávez instruyó a los milicianos: «Sencillamente tomen todo el poder. Hay que barrer a la burguesía de todos los espacios políticos y económicos; profundizar la revolución a fondo, radicalizarla a fondo, cumpliendo con la Constitución».
En relación con el exterior, también convocó a los gobiernos izquierdistas iberoamericanos aliados, como si se estuviera preparando para una hipotética caída de su gobierno. «Sobre nosotros recayó la responsabilidad de la redención definitiva. No vamos a ser derrotados nuevamente», aseguró.
En la avenida Bolívar desfilaron jóvenes, adultos y ancianos para celebrar el «Día de la Milicia Nacional Bolivariana, del Pueblo en Armas y de la Revolución de Abril», que el mandatario ha instaurado como un día (13 de abril) de júbilo por su retorno al poder.
El 11 de abril de 2002 se produjo el golpe tras una manifestación de opositores que fueron al Palacio de Miraflores, sede del gobierno, a pedir la renuncia de Chávez. Los enfrentamientos se cobraron la vida de 19 manifestantes.
La entrega del fusil
Este diario presenció el martes cómo los milicianos recibían un fusil al presentar su carnet de identidad. Digno de un documental. Los estudiantes de la Universidad Nacional de las Fuerzas Armadas (Unefa) fueron presionados para vestirse con el uniforme verde oliva. En recompensa, Chávez les asignó 100 millones de bolívares.
Decenas de autobuses procedentes de todo el país llevaron a los chavistas a la avenida. «Nos quieren meter miedo, para eso montaron ese circo. Pero lo más grave es ver a ancianos empuñando rifles, cómo se venden por unos cuantos bolívares y sus hijos cómo lo permiten», comentaba a ABC una pensionista.
Muchos caraqueños no se sintieron felices con el desfile de los milicianos, una parte de los 100.000 inscritos. El profesor Alexis Alzuru, de la Universidad Central, aseguró al diario «El Nacional» que «Chávez dispara a mansalva contra una cultura. Esto podría afectar a las votaciones (legislativas de septiembre), pero en realidad es un proceso de crisis para colapsar a la sociedad venezolana».
El mensaje que envió Chávez con el desfile de los milicianos, según Alzuru, es para «minar la resistencia moral, psíquica, política y de comunicación». También para informar a sus oponentes internos y externos con qué armamento cuenta y lo dispuesto que está para utilizarlo. La nueva compra de armas rusas por valor de 5.000 millones de dólares no pasó por debajo de la mesa.
Chávez también mencionó la creación de «comandos guerrilleros comunicacionales», una especie de escuadrones que van a alimentar a los medios chavistas (el 70 % del total en Venezuela).