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Interior alertó del peligro tras escuchar a varios terroristas paladeando el caos que causarían
• Las palabras de un etarra detenido en Francia cuando iba a esquiar con su novia fueron el detonante para que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, decidiese salir a la palestra y alertar de que ETA preparaba un gran atentado.

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01/02/10
Alfredo Pérez Rubalcaba dejó estupefactos a quienes lo oyeron el pasado 28 de diciembre, día de los Inocentes. En una comparecencia pública en Erandio (Vizcaya), Rubalcaba –el ministro estratega para los suyos, maquiavélico para sus rivales– anunciaba que ETA preparaba una acción importante, ya sea “un atentado o un secuestro”. Semejante aviso preventivo del ministro fue criticado e interpretado desde casi todos los puntos de vista.
La realidad salió días después en auxilio del ministro. El 9 de enero, fueron detenidos cuatro etarras, dos en Francia y otros dos que se dirigían a Portugal. Sin embargo, esas operaciones fueron una mera coincidencia y los etarras arrestados no estaban tramando los planes a los que se refería el ministro, según ha podido saber esta revista de fuentes de los servicios de inteligencia españoles.
El ministro basaba su aviso y su análisis en distintas informaciones inequívocas que tiene en su poder. Entre otras, la grabación realizada a un terrorista detenido el pasado año. Este etarra, que solía viajar con su novia –ajena al mundo de ETA– a distintas estaciones de esquí de Francia, habló con otro terrorista sobre el atentado que, según él, estaba ya a punto de producirse.
En la conversación, captada por un aparato de escucha adosado al vehículo, ambos etarras paladeaban ya el dolor y el caos que iban a causar. El interlocutor, un joven no tan introducido en ETA y con mucha menos información, le preguntó a su compinche cómo iba a ser el atentado en marcha. Este, orgulloso, le comentó que no podía dar detalles, y añadió: “Va a ser peor que la T4”, en alusión al atentado cometido por los etarras el 30 de diciembre de 2006 en la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, que reventó la tregua y las negociaciones con el Gobierno y que, aunque los etarras no lo mencionaban, mató a dos personas: Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.
Cuatro etarras están encarcelados, acusados por ese atentado, que provocó, además de las muertes, incalculables daños materiales. Los terroristas dejaron una furgoneta bomba cargada con más de 200 kilos de explosivo en el aparcamiento D de la nueva terminal.

Más que muerte y caos
“Aquel atentado provocó alguna cosa más que muerte y caos. Hizo quedar muy mal al presidente del Gobierno, que un día antes prometió que el año próximo estaríamos todos mejor en la lucha contra ETA”, recuerda un veterano analista de los servicios de inteligencia españoles. En efecto, Zapatero pidió perdón en el Parlamento porque el día anterior al atentado proclamó: “Estamos mejor que hace un año, y dentro de un año estaremos mejor que hoy”, en respuesta a las críticas por la negociación con ETA. Incluso el presidente del Gobierno avaló su teoría con que antes había coches bomba, “coincidiendo, por ejemplo, con las navidades”.
La alerta navideña de Rubalcaba se basó en la información de ese etarra, que anunciaba un atentado inminente, y también en varios análisis de la Guardia Civil, el CNI y la policía. “El ministro pensó que ETA podía repetir algo muy gordo estas navidades, al estilo de lo que ocurrió en Barajas, y quiso pecar de lo contrario que en 2006”, explica un analista de inteligencia.
Esa grabación del etarra confirmó otro dato que preocupa a los servicios de información españoles: la oferta pública de diálogo lanzada por la izquierda aberzale y su posible repercusión entre los miembros más radicales. Los principales líderes del movimiento político independentista lanzaron el pasado año la llamada Declaración de Alsasua. El 14 de noviembre, un centenar de militantes aberzales leyó en esa localidad navarra una oferta de diálogo entre ETA y el Gobierno que incluía el cese de la violencia como elemento de negociación.
La postura está refrendada, según los analistas estatales, por la inmensa mayoría del tejido asociativo vasco y por el 80 por ciento de los más de 700 presos etarras que cumplen condena en España y Francia. Este brindis al diálogo –heredero de la Alternativa Democrática presentada por ETA en 1996– podría radicalizar, tanto en las cárceles como en las calles, a los elementos más activos y peligrosos de la banda, que buscarían con un fuerte atentado afianzar su liderazgo y mostrar una postura de fuerza tanto ante sus simpatizantes, como ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. La diferencia entre la Declaración de Alsasua y el resto de las ofertas de negociación planteadas por la izquierda aberzale es que, hasta el momento, la oferta de paz era siempre lanzada desde la banda terrorista. Y era la izquierda nacionalista la que se sumaba a sus peticiones. Ahora los papeles han cambiado. Y por primera vez los representantes políticos y sindicales de la izquierda aberzale han dado el paso sin contar con el beneplácito irrevocable de la dirección de la banda.
La rama más dura del colectivo etarra controla a todos los miembros huidos de la banda y a todos los que siguen en activo en la lucha armada. Y se ha movilizado ya en contra de sus disidentes en las cárceles. El pasado 4 de enero, la banda terrorista anunció la expulsión de cinco presos por romper la disciplina que ETA impone a sus miembros y aceptar, por ejemplo, puestos de trabajo dentro del economato de las prisiones.
Entre los expulsados se encontraban pesos pesados de la banda, como el asesino del concejal del PP Gregorio Ordóñez, Valentín Lasarte. El resto de los expulsados por disentir con la política de ETA en el frente de las cárceles fueron Iñaki Recarte, Esteban Murillo Zubiri, Jorge Uruñuela y Andoni Muñoz de Vivar.
Días después, otros seis terroristas anunciaron que abandonaban la banda por decisión propia. Todos ellos cumplen condenas en la cárcel alavesa de Nanclares de Oca y entre ellos se encuentran históricos de la banda, como Jesús García Corporales o Luis María Lizarralde. Además, anunciaron su adiós a ETA Fernando de Luis Astarloa, José Manuel Fernández de Nanclares, Andoni Altza y José Antonio Hernández Velasco.
Los esfuerzos de la policía se centran también en localizar a los artificieros de la banda. Es decir, aquellas personas capaces de diseñar y montar un artefacto de grandes magnitudes, un tipo de bomba como la de la T4, que recibe el nombre en clave de Grozni. “En poco tiempo se puede enseñar a una persona a hacer una bomba con una olla exprés –explican fuentes de la lucha antiterrorista–. Pero preparar una furgoneta llena de explosivos, manipular determinadas sustancias y diseñar nuevas técnicas o detonadores no está al alcance de cualquiera. Se necesitan conocimientos específicos y formación”. El papel clave a la hora de elaborar grandes artefactos estaría en manos del etarra Eneko Gogeascoechea, quien compartiría el liderato de los comandos operativos con su hermano Ibon.

Bidart escribió:Efectivos de la Guardia Civil están desarrollando, con el apoyo de la Ertzaintza, un operativo en la localidad vizcaína de Elorrio para tratar de localizar a una persona que podría ser la que alquiló la furgoneta de ETA que fue interceptada en Zamora y tercer miembro del comando junto a los detenidos en Portugal.

Es Luis María Cengotitabengoa