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Rubalcaba busca más presos críticos con ETA
El ministro del Interior espera que la carta de los ex dirigentes de ETA José Luis Álvarez Santacristina, ‘Txelis’, y Kepa Pikabea criticando el fin de la tregua ayude a que aflore la división existente en las cárceles.
Carlos Fonseca
29/02/08
Un informe elaborado al inicio de la legislatura por la Comisaría General de Información aseguraba que la mitad de los etarras encarcelados estaba a favor del final de la violencia, y las fuentes policiales ahora consultadas señalan que el número se ha incrementado tras el fin del alto el fuego. Instituciones Penitenciarias, que realiza un seguimiento permanente de estos presos, afirma que hay un “goteo continuo” de internos críticos con la banda. El problema es que las disensiones no se hacen públicas.
La carta de Txelis y Pikabea no fue suscrita por ninguno de los otros siete etarras que cumplen condena en la cárcel de Logroño, a la que fueron trasladados en enero de 2006, pese a que ambos abrieron un debate con sus compañeros. Ni siquiera se sumó a la iniciativa la única mujer que cumple condena en ella, Dolores Gorostiaga, que figuró en la lista de presos gravemente enfermos que el Ministerio del Interior manejó dejar en libertad condicional si el proceso de paz avanzaba. Aquejada de un cáncer, Gorostiaga fue trasladada meses atrás a la cárcel de Pamplona para recibir tratamiento y posteriormente devuelta a Logroño.
Las fuentes de Interior consultadas aseguran que Instituciones Penitenciarias desconocía la existencia de la carta hecha pública por el diario Noticias de Guipúzcoa, que sospechan fue sacada de prisión en alguno de los vis a vis de los presos con sus familias. De lo que sí tenían constancia las autoridades penitenciarias era del distanciamiento efectivo de Txelis y Pikabea del colectivo de presos vascos, cuyas acciones de protesta no secundaban desde hacía un año. El pasado noviembre ambos comunicaron al director de la prisión que abandonaban el mismo. Kepa Pikabea suma condenas por un total de 383 años, y Álvarez Santacristina, de 139, aunque al haber sido juzgados por el Código Penal de 1995 pueden acogerse a beneficios penitenciarios.
Antecedente
Ambos y Rosario Pikabea, hermano de Kepa y en libertad desde 2001, hicieron público un documento similar en 1997, fechas después del asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco, cuando cumplían condena en Francia. Su iniciativa fue apoyada por tan sólo dos presos más. La banda les expulsó, aunque continuaron formando parte del colectivo de presos vascos, y como tal recibían asesoramiento jurídico por parte de los abogados que habitualmente atienden a los etarras, entre otros derechos.
Gara informó días atrás de que ETA les había expulsado del colectivo el pasado diciembre, cuando en realidad ambos lo habían abandonado de manera voluntaria un mes antes. Un gesto que las fuentes consultadas interpretan como un “aviso a navegantes” para cortar de raíz cualquier deserción en un momento de extrema debilidad de la banda y de la izquierda aberzale.
Los intentos por abrir fisuras en un colectivo que está sometido a un férreo control pese a su dispersión por prisiones de todo el país, no ha logrado nunca arrastrar a un número significativo de presos. Desde que en 1992 se grabaron las conversaciones en prisión de Juan Antonio Urrutia e Isidro Etxabe criticando el asesinato del niño Fabio Moreno en 1991, al estallar una bomba colocada en los bajos del coche de su padre, un guardia civil destinado en la comandancia de Bilbao, no han dejado de hacerse públicas las disensiones internas que se han conocido. Y nunca han conseguido arrastrar a un número significativo de presos. Los abandonos lo han sido siempre a título personal o en grupos muy reducidos.
El caso más relevante hasta la fecha lo protagonizaron seis históricos de la banda, entre los que destacaba el considerado como número uno de ETA hasta su detención, Francisco Múgica Garmendia, Pakito, que en un documento hecho público en noviembre de 2004 reclamaron el fin de la “lucha armada” para dar paso a la política. Un alto cargo de Prisiones manifestó a esta revista que aquella carta tuvo un efecto político importante. “Batasuna recogió días después el guante e hizo pública la propuesta de Anoeta, en la que apostaba por las vías exclusivamente políticas para solucionar el conflicto vasco. Ahora, como entonces, las personas que se atreven a poner por escrito sus críticas y a hacerlas públicas se convierten en un referente para muchos presos que piensan lo mismo”.
Durante las últimas semanas se ha registrado un reagrupamiento de destacados etarras en la cárcel de Puerto III en Cádiz, el último centro penitenciario inaugurado, que fuentes sindicales sospechan que se trata de un intento por propiciar el debate interno entre presos veteranos de la organización con una larga trayectoria entre rejas. Entre los nuevos inquilinos del centro figuran Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi, y José Javier Zabaleta Elósegui, Baldo. Un portavoz de Prisiones descartó que los traslados tengan que ver con ninguna operación de este tipo y los justificó por la necesidad de descongestionar los otros dos centros penitenciarios de la provincia, Puerto I y Puerto II.
Un saludo a todo el mundo.