Jamal Zougam es un terrorista, condenado como autor de 191 asesinatos y dos abortos, 1.856 asesinatos en grado de tentativa, cuatro delitos de estragos terroristas y pertenencia o integración en organización terrorista, por su participación en los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Fue el primer detenido en relación con los atentados y más tarde acusado y condenado por participar en la colocación de las bombas el 11-M. Era socio y gerente de la tienda de telefonía móvil "Jawal Telecom", de Lavapiés, desde la que suministró la tarjeta localizada en el teléfono móvil de la mochila de Vallecas, que condujo hasta los autores del atentado.
El 10 de julio de 2001, dos meses antes de los atentados del 11-S, Zougam fue investigado, a raíz de una comisión rogatoria francesa, en el curso de las actuaciones del juez Baltasar Garzón contra la célula española de Al Qaeda. Su domicilio fue registrado encontrándose en él:
Anotaciones de los teléfonos móviles de Abdulrahman Alarnaot Abualjer, Amer Azizi y Said Chedadi, miembros de la célula de Abu Dahdah, condenados en 2006 por integración en organización terrorista por su vinculación con Al Qaeda.
Cintas de vídeo sobre la lucha islamista en Daguestán, otro con una entrevista a Osama Bin Laden, y vídeos en los que aparecían los hermanos Abedelaziz y Salaheddin Benyaich, procesado el primero y absuelto por el Tribunal Supremo al no considerar probado que fuese muyahidín, detenido el segundo en Marruecos por su relación con los atentados de Casablanca.
No fue procesado entonces, ante la insuficiencia de las pruebas.
El 13 de marzo de 2004 fue detenido por su vinculación con los atentados del 11 de marzo.
Es el primogénito del muecín de la mezquita del barrio tangerino de Markas Al Halid y con su primera esposa, Aicha, emigró a españa con su madre, su hermano Mohamed y sus hermanas, Zineb y Samira, con sólo 12 años. Después de vivir en un piso de alquiler en la calle Amparo, en el madrileño barrio de Lavapiés, se mudaron a un bajo de apenas 60 m2, en el número 14 de la calle Sequillo, en la barriada de Ascao.
Los vecinos los recuerdan como una familia trabajadora, que acudía a las reuniones de vecinos y pagaba los recibos puntualmente. Incluso acabaron comprando la casa en la que vivían.
Mientras la madre limpiaba casas, la hija mayor cuidaba niños y su hermana estudiaba para administrativa, Jamal y su hermano Mohamed Chaoui trabajaban para comerciantes marroquíes instalados en el centro. A través de uno de ellos, dueño de un puesto en el mercado de la calle Tribulete de Lavapiés, Jamal comenzó a vender fruta por los comercios y acabó montando su propio puesto. Pero el negocio de la fruta se le quedó pequeño y decició venderlo.
Aprovechando el boom de los teléfonos móviles, Jamal invirtió el dinero obtenido en una tienda franquiciada de telefonía. En 2002, Mohamed Chaoui le propuso regentar su locutorio telefónico 'Nuevo Siglo', del que era socio capitalista junto con Mohamed Bekkali, hijo de un vendedor de alfombras de Tánger. En el local, situado en la misma calle Tribulete, también se vendían, reparaban y liberaban teléfonos móviles. La tienda se había convertido en una de las más conocidas de la zona y Jamal en su cara más amable.
Gracias a la buena marcha del negocio Jamal viajaba con frecuencia a Tánger para visitar a su parientes y acudía a la mezquita del barrio de Beni Makada. Allí entabló relación con Salah Eddin (Abu Mughem), uno de los detenidos por los atentados de Casablanca, en cuya casa conoció a Mohamed Fizazi , el inspirador de la Salafiya Yihadia. Esta corriente integrista dió lugar al Grupo Islamista de Combatientes Marroquíes, al que pertenecen varios detenidos por el 11-M.
Jamal Zougam ya fue investigado en 2001 por el juez Baltasar Garzón por su vinculación a la célula de Al Qaeda en España, y su relación con el responsable de la misma, Imad Edim Barakat Yarkas, alias 'Abu Dadah', pero no fue procesado. Para los investigadores es un miembro relevante de los ex combatientes afganos, una de las dos ramas de los radicales marroquíes integradas en Al Qaeda, que participó en los atentados de Casablanca. Su nombre figuraba en la lista de posibles responsables de los crímenes que Marruecos facilitó a las autoridades españolas.
Aunque su padre no acepta que su hijo esté implicado en los sucesos de Madrid, reconoce que en los últimos tres años había cambiado. "Empezó a estar siempre muy callado y concentrado. Dejó de salir con los amigos, de ir a la playa y divertirse y estaba mucho tiempo con nosotros, jugando con sus hermanos.... a pesar de que es joven y tiene dinero".
El móvil adherido al artefacto que no explosionó, encontrado dentro de una mochila oculta en un vagón del tren estacionado en Atocha, condujo a la Policía hasta Jamal, detenido el pasado día 13 en el locutorio Nuevo Siglo. Dos testigos afirmaban haberle visto en los vagones, la mañana en que estallaron los 'trenes de la muerte'. Todo apunta a que fue él quien compró los móviles de las mochilas bomba. Además, en su tienda se encontró un trozo de la carcasa de uno de los teléfonos. Los investigadores creen que Zougam actuó como coordinador de la matanza.
Se le acuso de pertenencia a organización terrorista, la consumación de 190 asesinatos, 1.430 tentativas de asesinato, cuatro delitos de estragos terroristas y la sustración de un vehículo.
Durante el interrogatorio al que fue sometido en la Audiencia Nacional rompió a llorar, pero negó los hechos que se le imputan y declaró que sólo responde ante Dios.